¿Qué busco en la montaña?

Ir a la montaña es mucho más que una actividad física o un deporte. Se podría decir que es uno de los primeros deportes practicados por el hombre y de los más ligados a nuestro deseo de trascender, de ir más allá. En este artículo se intenta acercar ese aspecto intimista y también socializador de la montaña para animar a más gente a practicarlo.

Actualmente ir a la montaña es algo que la mayoría buscamos o debemos empeñarnos en que suceda, ya no sucede de manera natural y cotidiana. No obstante, la relación directa del hombre con el medio natural es algo que va muy ligado a la naturaleza y al desarrollo del hombre, primero en la misma lucha por la supervivencia y luego en la búsqueda del conocimiento.

No es de extrañar, pues, que la práctica del senderismo o montañismo nos ayude a trascender y a mirar más allá, ya que nos ayuda a ponernos en contacto con una faceta clave de nuestro desarrollo histórico que tenemos casi olvidada. Un paseo por los orígenes siempre nos ayuda a reflexionar hacia donde vamos, dos cosas que el estilo de vida de la sociedad actual no permiten que hagamos con frecuencia.

Aparte de esta "vuelta a los orígenes", el montañismo tiene un fuerte componente intimista, ya que nos da la oportunidad de estar solos con nosotros mismos o con nuestros compañeros; otra cosa muy difícil de conseguir en este mundo lleno de "ruidos" e hiperestimulación.

Para mí, por ejemplo, la montaña se convierte en una manera pura de estar en contacto conmigo mismo y con los más allegados, de olvidarme temporalmente de cosas que son menos importantes de lo que parecen y estar atentos sólo a lo básico y esencial (comer, descansar, dormir, disfrutar del silencio y del paisaje...) Todo ello nos ayudará a ver de una manera diferente los objetos y recursos que tenemos a nuestro alcance cotidianamente.

Otra buena excusa para explorar el medio natural cercano es el afán de conocimiento: de nuestras montañas, de nuestros recursos naturales, flora, fauna, antiguas vías de comercio... Mediante nuestras excursiones podemos hacernos una idea de cómo es realmente nuestro territorio.

No menos importante que todo esto es el compañerismo y la necesidad de ayudarse y apoyarse que surge entre compañeros de excursión y/o expedición. En este tipo de vivencias crearemos un tipo de interacción diferente al habitual y descubriremos nuevas facetas de nuestros compañeros, así como un sentimiento de compañerismo que raramente puede darse en otras circunstancias.

Y para concluir, podemos buscar simplemente hacer deporte, sea por sentirse mejor, por buscar nuestros límites, como superación personal. Incluso a nivel deportivo, prácticamente siempre que busquemos las condiciones más extremas tendremos que pasar por buscarlas en el medio natural.

En resumen, creo que el montañismo no es sólo deporte o ser el más rápido o subir más alto; sino que puede ser prácticamente lo que nosotros queramos que sea: paseo de descubrimiento, reto deportivo extremo, un juego de admiración paisajística, o incluso un gran ejercicio de introspección o relación con nuestros semejantes.

A disfrutar pues, cada uno a su manera, como más le interese.

 

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