La idea de este sábado de julio es hacer un super-clásico por una via no tan clásica: el Pedrafroca desde Gósol. Las ascensión es más larga y tiene mayor desnivel, pero estará menos transitada que la vía normal por el refugio Lluís Estasen. El descenso del Pedraforca por la Tartera de Gósol nos evitará usar la muy deshecha Tartera de Pedraforca, ya desgastada del paso de tanta gente. Madrugamos como mandan los cánones del excursionismo y pronto aparcamos en la Plaça Major de Gósol. Gósol se ha convertido en un pueblo de segundas residencias, pero no le faltan encantos. Como muestra de ellos podemos ver este texto de uno de sus habitantes ilustres, el sacerdote del pueblo, que no es otro que el famoso Mossen Ballarin.
Salimos andando desde allí para poder completar una excursión circular. En un rato llegamos al Coll de Font de Terrers, donde hay acceso con vehículos y donde unas amplias praderas y unas mesas de merendero nos tientan a tomar un respiro. Como es pronto y nos queda mucho lo dejaremos para otro día. El camino prosigue por cómodo terreno y progresivo ascenso, entre densos bosques. Pasada la cota 2.000 se acaban los bosques y empiezan los prados alpinos, mezclados con pinos y terreno pedregoso, dejando formas caprichosas que nos deleitan en nuestro ascenso.
Nos dirigimos hacia la Collada del Verdet. Antes de llegar a ella nos topamos con la entrada al Avenc del Verdet o Forat de les Gralles, una cavidad de 27 metros de profundidad de la que salen sonidos de los pájaros o murciélagos que hay dentro. Discutimos sobre si se trata de murciélagos, de cuervos o de otras aves, pero no vamos a llegar a saberlo porque obviamente ninguno de nosotros va a bajar a la cueva para comprobarlo.
La visión llegando a la Collada del Verdet es espectacular y te puedes hacer una idea de la subida que te espera hasta llegar al Cim Nord del Pedraforca y posteriormente al Pollegó Superior.
Hasta aquí hemos venido solos y tranquilos, pero a partir de aquí parece que hayamos desembarcado en la Ramblas de Barcelona. Aparecen bastantes grupos de personas ascendiendo, algunos de ellos sin ropa de abrigo siquiera y con apariencia de no ser muy conocedores de progresión en montaña. Es verdad que el ascenso no requiere una técnica depurada y sólo hay que grimpar un poco, pero no consideraría el Pedraforca como la mejor montaña para los que no se han movido algo por este tipo de terrenos.
A pie del inicio de las grimpadas hacia el Cim Nord del Pedraforca nos paramos a recuperar un poco de energía y empezamos a subir, usando ya las manos de manera continuada. El uso de las manos y la densidad de personas nos hacen avanzar despacio.
La verdad es que la subida es entretenida y no tiene desperdicio, aunque hay que evitar épocas en que haya el menor rastro de nieve pues la dificultad se multiplica y podemos tener una mala experiencia. A medida que subimos nos alcanza la niebla, que va menguando la visibilidad, aunque de vez en cuando se deje entrever el Pollegó Superior.
Finalmente alcanzamos la cima del Pedraforca. Hoy hay visibilidad casi nula y está hasta los topes de gente, así que decidimos descender hacia la Enforcadura.
Una vez allí sorprende la verticalidad del terreno en la Tartera de Pedraforca, por donde baja casi todo el mundo.
Nosotros en cambio nos encaminamos hacia la Tartera de Gósol, menos vertical, menos deshecha y menos concurrida. Hacia el lado de Gósol, por donde bajaremos nosotros, el tiempo parece más estable y hay algo más de visibilidad.
Cuando se nos acaba la Tartera de Gósol, entramos en terreno boscoso, que añade encanto al descenso hacia el punto de inicio de nuestra ruta al Pedraforca por Gósol.
Disfrutamos el descenso, cada vez más cómodo a medido que perdemos altura, hasta que salimos a los amplios terrenos de cultivo a las afueras del pueblo de Gósol, ya muy cerca del punto final de nuestra aventurilla de hoy.
Y casi queda todo dicho de esta completa y mayúscula excursión. Sin duda el Pedraforca, tanto por la belleza de la propia montaña como por la del recorrido merece una o más visitas, pero mejor hacerlas en días menos turísticos, jeje. Para concluir el día echamos la mirada atrás y ahí está el esbelto Pedraforca, casi tapado por las nubes, pero siempre sugerente e inspirador con su singular estética.
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Regreso al Pedraforca por Gòsol
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Reto Puigmal, Pedraforca y Pica d'Estats
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