Hace casi un mes que no escribo, y no porque no haya habido cosas que contar, que las hay. Más bien por trabajo. Finalmente pasó el confinamiento más duro y empezaron los paseos. Yo decidí quedarme en casa y seguir haciendo bicicleta estática para mantenerme en forma. Cuando se inició la fase 1 tocó ir volviendo a la oficina. Poco a poco, sólo media jornada presencial y dos días por semana. El resto trabajando en casa. Bien, ese fue el día que decidí volver a la calle. Durante dos semanas, aún pudiendo salir del municipio al tener ficha federativa, decidí limitar mis paseos al municipio, que no es otro el pequeño enclave de La Llagosta. Este término municipal es el más pequeño de la comarca y buena parte de él es suelo urbano, pero aún así tenemos diversos espacios que vale la pena conocer.
El primer día de salidas, el 25 de mayo, decidí acercarme a la humanizada pero hermosa Riera de Caldes, que en las últimas fechas tiene bastante más agua de lo acostumbrado.