Vuelta a Ordesa. Por suerte hemos podido visitar esta zona en múltiples ocasiones, ascendiendo cimas y haciendo travesias muy diversas. Hoy toca ir a una de esas cimas que quedan eclipsadas por sus enormes vecinos: Monte Perdido, Añisclo, Cotiella, Posets... El Castillo Mayor mide tan sólo 2.000 metros de altura, 1.000 menos que la mayoría de los que hemos nombrado. No obstante, su esbelta figura y sus verticales paredes en la cara Norte invitan a ascenderlo. Y hoy por fin era el día adecuado.
Salimos a buena hora y llegamos al pequeño pueblo de Puértolas al despuntar el sol. Siempre anima empezar a caminar con los primeros rayos de sol. Pronto ascendemos hasta una loma donde ya se ve la cara más amable del Castillo Mayor, por donde subiremos.
La senda de ascenso es sencilla y sube de manera bastante llevadera al principio. Pasamos por bosques y el camino está repleto del característico boj en los itinerarios de media montaña del parque de Ordesa. Pronto aparecen frente a nosotros los hermosos Sestrales.
Pasada la zona más llana llegamos a un seguido de zigzags que gana altura hacia el llano en la parte más alta del Castillo.
Empezamos a divisar los buitres que abundantemente anidan en las abruptas paredes de la cima. Tras la parte más fuerte de ascenso, aunque llevadero, se acaban los prados y vegetación subalpina y salimos al enorme llano del Castillo.
El desértico y tranquilo llano está cubierto por nieve. Parece un lugar estupendo para pasar una plácida noche y disfrutar de la calma de la montaña. Encontramos una balsa de agua y las ruinas de una barraca o antiguo establo. Destacan multitud de posibles itinerarios a la cumbre, que se distingue porque se avista el vértice geodésico. Podemos subir recto, por la izquierda o hacia la derecha, que parece el itinerario más suave. Nos decidimos por la traza que va a la derecha y nos lleva a la parte más alta de la cumbre. La visión desde aquí es privilegiada. Entreo otros ya se avistan la Punta Suelza y el gigante Posets.
Hasta aquí el ascenso ha sido suave y cómodo. Ahora, sin haber apenas inclinación empieza el trozo más pesado. No es complicado para nada, pero estamos en terreno kárstico y los frecuentes huecos que caracterizan este tipo de rocas están tapados por la nieve, por lo que hay que avanzar con un poco de precaución y haciendo un poco de equilibrismo. Además cuando parece que hemos alcanzado la cima aparece una depresión y vemos que le vértice geodésico está mas adelante. Así que toca bajar un poco y volver a subir. Eso sí, las vistas siempre inmejorables.
Y finalmente coronamos la cima. La visión que se nos ofrece no tiene parangón. Buenas vistas a Sestrales, al Cañón de Ordesa y de Añisclo, al macizo de Monte Perdido... Y más destacable aún los verticales desplomes de la inexpugnable cara Norte del Castillo Mayor.
Disfrutamos un rato de la soberbia panorámica, de las mejores del Pirineo a mi parecer. Reponemos energía y emprendemos el descenso. Ahora optamos por bajar directo al llano, que aunque hay mayor inclinación nos hace bajar sin pisar karst y de manera más directa.
De nuevo en el llano sólo resta deshacer el camino recorrido. Por el camino gozamos con la espléndida visión de los buitres leonados sobrevolándonos.
No tardamos en regresar al coche. Gran jornada y otro ascenso pendiente tachado de la lista. Ha valido la pena. El Castillo Mayor bien merece su nombre aunque parezca modesto en altura. Muy recomendable.