Salimos a la 7 de la mañana, como debe ser una buena jornada excursionista, hacia Sant Jaume de Frontanyà, el que dicen que es el pueblo más pequeño de Catalunya. Una vez allí, después de la sinuosa carretera que hemos cogido vamos a localizar el Coll de la Bataiola para evitar andar un tramo de carretera. Con el coche ya aparcado, empieza a llover. Ya entraba en las previsiones que lloviera, pero hemos decidido salir porque no se preveía gran cantidad de precipitación.
Así pues, nos ponemos el chubasquero y comenzamos el camino por la embarrada pista que nos llevará a la Creu de Soler. Sufrimos algún pequeño patinazo por el terreno fangoso, pero sin ninguna consecuencia, y pronto llegamos a la Creu de Soler. Hallamos una balsa, un plafón de situación de la zona y marcas rojas que indican el camino a Cingles de la Bauma, por donde descenderemos.
Seguimos por pista, ahora con más piedras y menos embarrada, mientras las lluvias se van disipando y se abren algunos pequeños claros entre las nubes, que nos dejan entrever alguna cima cercana.
Ascendiendo un poco más pronto llegamos a una zona llana con sendos pinos, Rasos de Tubau.
Desde aquí es muy fácil y cómodo llegar a la cima, que tenemos muy cerca de nosotros. La subida ha sido corta y está exenta de dificultad alguna. En la cima hay un vértice geodésico y un oratorio dedicado a Sant Marc.
Las vistas desde aquí deben ser espectaculares, pero desgraciadamente la niebla nos las tapa casi todas.
Llegados aquí, decidimos descendeyr por Cingles de Tubau, un itinerario muchísimo más interesante que avanza por el borde de la sierra por cómodo terreno boscoso y prado subalpino.
La vista desde estas lomas debe ser simplemente epectacular. Nosotros, debido a la niebla no podemos disfrutarla, salvo en alguna ocasión que se abre algún claro y podemos distinguir La Pobla de Lillet y el Coll de Merolla. La Serra de Montgrony queda justo enfrente y debe verse estupendamente, pero no tenemos la suerte de que la niebla se abra tanto.
He de decir que el recorrido por pista me parecía una excursión más bien mediocre, pero el descenso por Cingles de Tubau me parece simplemente extraordinario. Me quedo con las ganas de volver otro día sin niebla, que seguro merecerá la pena. Habiendo descendido un rato ya, el camino transita por el mismo borde dels Cingles y pasamos un tramo estrecho, sin ninguna dificultad, pero un poco colgado y no apto para gente con vértigo.
Finalizamos el descenso hasta un torrente, el Torrent del Sabuc, una húmeda y preciosa zona.
Tomamos una senda en ascenso hasta regresar a la Creu de Soler, donde regresamos por camino conocido (y enfangado) hasta el Coll de la Bataiola, donde nos espera el coche para regresar a casa.