Ascensiones en Benasque (II): El Señor del Pirineo, Aneto por Coronas

Plácida noche acampados cerca del Refugio de Pescadores. Hoy no llueve y hemos descansado de la ascensión al Vallibierna del día anterior

Nos levantamos a las 7 de la mañana y desayunamos bien. Nos espera una buena subida, de 1.400 metros de desnivel aproximadamente. Desgraciadamente, uno de nuestros compañeros no está recuperado del esfuerzo del día anterior y no nos acompañará hoy. 

Empezamos entonces a remontar el Barranco de Coronas. La subida es bastante pronunciada y avanza entre rocas, disfrutando de abundancia de agua.

Agua en el Barranco de Coronas

Superada la primera "muralla", llegamos a la Pleta de Coronas y al Ibonet de Coronas, donde nos quitamos las chaquetas y cogemos agua. Aquí ya hemos ganado una cierta altura y empezamos a ver las cimas al otro lado del valle del que hemos partido.

Vistas desde el Ibonet de Coronas

El camino prosigue por una subida sin tregua, larga y bien trazada, hasta llegar al primero de los lagos de Coronas, el Ibón Inferior.

Ibón Inferior de Coronas

El camino gira y sube más suavemente en diagonal hasta alcanzar el Ibón Medio de Coronas, el más grande de ellos. Ya hemos recorrido la mitad del desnivel a ascender. Desde aquí ya podemos ver el glaciar de Coronas a la izquierda, el marcado Collado de Coronas y la cima del Aneto.

Ibón Superior y Glaciar de Coronas

Pasado el Ibón Medio hacemos una parada técnica para recuperar fuerzas. Ya hemos pisado algún pequeño nevero horizontal y la nieve parece bastante dura todavía. El glaciar se ve bien cargado de nieve y está muy inclinado, por lo que uno de nuestros compañeros, al no llevar crampones, decide desistir de la ascensión. Se despide de nosotros y desciende al lugar donde habíamos acampado. Nos reencontraremos por la tarde.

Ibón Medio de Coronas en el camino del Glaciar de Coronas

Quedamos sólo dos, pero estamos animados y no es tarde para subir. Seguimos ascendiendo por marcadas trazas en el pedregal, por buena subida y ganando altura de manera progresiva. Finalmente se nos acaban las trazas de piedra y hay que hacer el ascenso final al Collado de Coronas por el inclinado glaciar. La traza a partir de aquí está muy marcada por la multitud de gente que ha subido y prácticamente hay escalones hechos, por lo que podemos subir sin calzarnos los crampones.

Glaciar de Coronas

Acabado el glaciar nos quedan unas sencillas trepadas por terreno rocoso hasta llegar al Collado de Coronas. Nos cruzamos con un grupo que baja con los crampones puestos, lo que les dificulta el avance. Finalmente llegamos al collado.

Collado de Coronas

En este punto se ve en la distancia el Ibón Medio de Coronas, ya lejano. Realizamos un delicado flanqueo por nieve un poco más dura y enlazamos con la ruta más concurrida al Aneto, la que se inicia en la Besurta y en la Renclusa. Aquí decidimos por fin ponernos los crampones para iniciar la parte final de nuestra ruta. Baja multitud de gente, todos en dirección a la Renclusa. Aún nos queda subir las última palas de nieve, aunque no es una subida muy larga. A media subida se le salta el crampón a mi compañero, por lo que tenemos que parar para volverlo a poner. La vista desde aquí es bastante espectacular: podemos ver la Maladeta, los Portillones y el Glaciar de Aneto, que este año parece más extenso que en anteriores temporadas.

Maladeta, Portillones y Glaciar de Aneto

Pronto llegamos a la última parte del ascenso: el Paso de Mahoma. 

Paso de Mahoma

Este paso es una cresta casi horizontal. No es complicada pero hay que andar con ojo pues la caída en caso de error es vertiginosa e impresiona bastante. En realidad se puede decir que sólo hay tres pequeñas trepadas cortas y ya estamos en la cima. Hace 14 años, con 16 años aún, subí al Aneto desde Renclusa. Fue mi primer tresmil. Recordaba haberlo pasado bastante mal y haber dudado mucho al hacer este paso. Esta vez no dudé tanto, pero es cierto que el paso me impresionó por lo aéreo que es.

Finalmente llegamos a la cima. Curiosamente no hay nadie en ella y podemos disfrutarla con tranquilidad. Las vistas son espectaculares. No en vano estamos en el techo del Pirineo.

Xiruca en el Aneto

Identificamos desde la cima la preciosa excursión de la anterior jornada, el Vallibierna y la Tuca de las Culebras.

Vallibierna y Culebras desde el Aneto

Deshacemos el Paso de Mahoma, que a la vuelta impresiona un poco más porque hay que destrepar y la caída se hace más visible. Dudamos un rato si volver por la vía de la Renclusa o deshacer el camino hecho, ya que la bajada desde el Collado de Coronas y luego por el glaciar será previsiblemente más delicada que la bajada por el Glaciar de Aneto. Volvemos al Cuello de Coronas después de dudar mucho, ya que por Renclusa habría que bajar hasta la Besurta, ir a Senarta y remontar el valle hasta el Refugio de Pescadores, lo cual parece imposible de hacer en el mismo día.

Destrepamos con mucho cuidado desde el Collado de Coronas, pues llevamos los crampones puestos y la bajada por piedra se dificulta. Llegamos al Glaciar de Coronas. La pendiente es bastante grande en este primer tramo, por lo que bajamos con sumo cuidado, aunque los crampones y los bastones nos ayudan a bajar con seguridad. La pendiente se va suavizando progresivamente, hasta que el avance por nevero se hace rápido y cómodo.

Como en casi todos los descensos un poco técnicos me retraso un poco, pero finalmente llegamos al Ibón Medio, donde se acaba la nieve y pasamos a pisar piedra de nuevo.

Mi compañero tiene molestias en un tobillo por una pequeña torcedura y yo tengo un músculo bastante sobrecargado por haber frenado y asegurar los pasos durante la bajada, por lo que nos tomamos el descenso con mucha calma para llegar en condiciones abajo.

Nos queda aún una larga bajada, que se hace un poco más dura por las pequeñas molestias que arrastramos, pero finalmente llegamos al Ibonet de Coronas, donde ya no nos queda demasiado.

Paramos a descansar y a refrescarnos un poco en el lago, lo que nos alivia mucho y nos da fuerzas para llegar un ratito después a nuestro punto de partida. Nos reencontramos todos por fin, cenamos y a descansar.

El ascenso ha valido la pena, aunque ha sido duro y ahora toca reponerse. La subida por Coronas me parece una opción menos concurrida y más bella que la habitual desde la Besurta, pero física y técnicamente más complicada. Nos toca volver otro día, pues dos de nuestros compañeros se han quedado con las ganas. Por suerte, el Aneto no se va a mover de ahí.

Albúm fotográfico de la ascensión al Aneto por Coronas

 

Descripción de la ruta al Aneto por Coronas

 

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