Clásicos del excursionismo catalán: La Mola desde el Coll d'Estenalles

Empezamos una serie de excursiones entre semana con Carlos y Sonia, que habían practicado algo de senderismo hace años y ahora tienen la oportunidad de volver a caminar por las montañas que nos rodean.
 
Para iniciar las actividades nos hemos decidido por un clásico entre los clásicos de las tierras catalanas, especialmente en la provincia de Barcelona: La Mola desde el Coll d'Estenalles. Esta excursión es un clásico por varias razones: su belleza, su accesibilidad y probablemente porque sea la ascensión más sencilla al techo de Sant Llorenç del Munt.
 
El día es soleado y primaveral, pero lastimosamente la visibilidad no es demasiado buena porque hay una especie de bruma que deja claro la necesidad de una buena lluvia para limpiar la atmósfera.
 
Pasada la primera subida, pronto avistamos la mole del Montcau, que se presenta pelada delante de nosotros. Si vamos bien de tiempo ascenderemos también a esta cima de material conglomerado a la vuelta de La Mola.
 
Avistando el Montcau
 
Llegados al Coll d'Eres, donde se inicia ascenso al Montcau, entramos en terreno boscoso y la sombra nos cubre del sol, lo cual se agradece bastante en un día caluroso. Cerca ya del Morral del Drac, se abre un poco la vegetación y tenemos vistas, hacia atrás, a Montserrat y al Castellsapera.
 
Montserrat y Castellsapera
 
De frente ya se alza la parte más alta de La Mola y se distingue el santuario que hay en su cima.
 
La Mola llegando al Morral del Drac
 
Enseguida llegamos al Morral del Drac, una pequeña cueva que se abre en medio de un monolito y con una curiosa leyenda:
 
Dicen que los moros, derrotados por el conde de Barcelona y guiados por sus ansias de venganza, trajeron un dragón de África que criaron en la cueva de Santa Agnès. Cuando el dragón creció aterraba a los paisanos y se volvió invencible, hasta que el mismo conde de Barcelona lo hirió de muerte en esta cueva. El dragón fue a morir al Puig de la Creu, una cercana cima entre Sentmenat y Castellar del Vallès.
 
Nos plantamos delante de la estrecha, aunque espectacular abertura del Morral del Drac.
 
Entrada al Morral del Drac
 
Una corta trepada, de unos 2 metros, nos deja dentro de la cueva. La trepada es sencilla pero la roca está un poco desgastada y hay que andar con cuidado de no resbalarse, especialmente al descender.
 
Trepando al interior del Morral de Drac
 
Como puede verse, aunque sea estrecha, dentro hay espacio suficiente para andar sin problemas.
 
En el interior del Morral del Drac
 
Al otro lado de la cueva se abren vistas a otra parte de Sant Llorenç.
 
Vista desde el Morral del Drac
 
Realmente merece la pena acercarse hasta aquí, ya que está a tan sólo un minuto del camino principal y además está muy bien indicado el desvío. Reanudamos la marcha y llegamos a una zona de conglomerado, que pronto dejamos para subir por una especie de escaleras de piedra en medio de una zona fresca y boscosa, justo antes del último tramo de ascenso.
 
Zona boscosa previa al ascenso final a La Mola
 
Rápidamente llegamos a la cima de La Mola, coronada por el monasterio de Sant Llorenç del Munt. Este monasterio está documentado desde el 957 y se levantó a petición de los monjes de Sant Cugat. Dependió de Sant Cugat hasta el año 1013, cuando se independizó. Si queremos saber más detalles del monasterio os recomiendo este enlace.
 
Monasterio de Sant Llorenç del Munt
 
En la cima hay amplias vistas y en condiciones normales deberíamos ver el Montseny, la Serralada Litoral, el Tibidabo y un gran número de poblaciones vallesanas. En este caso sólo podemos ver lo más cercano debido a la bruma que ensucia el ambiente: Sabadell, Terrassa, Montserrat y otras cimas del parque natural.
 
Mala visibilidad en La Mola
 
Lo que sí se diferencia bien son las espectaculares formas de la propia Sierra de Sant Llorenç, donde se pueden encontrar múltiples vías que harán las delicias de los adeptos a la escalada.
 
Espectaculares formas de Sant Llorenç del Munt
 
Lo que no esperábamos en un día entre semana era encontrar la cima tomada por gente, en concreto por dos colegios que habían decidido ascender a La Mola de excursión ese día. Así, la cima era un hervidero de gente y de niños jugando, corriendo y acercándose a un burro que daba vueltas por el lugar, no demasiado contento de ser tan protagonista del momento.
 
Después de llenar un poco el estómago, retornamos por el mismo camino. Pronto llegamos de nuevo a las cercanías del Morral del Drac, pero ahora ganamos una mejor visión del monolito donde se halla esta cueva de leyenda.
 
Llegando al Morral del Drac
 
De regreso se nos hacen visibles otras maravillas de estos parajes que antes no se veían. Por ejemplo, Els Òbits, otras cuevas, éstas más grandes que el Morral del Drac, pero un poco más apartadas de nuestro camino, aunque no demasiado.
 
Els Òbits
 
El retorno, ya por terreno conocido, es rápido, pero como vamos justos de tiempo debemos abandonar la idea de ascender al Montcau.
 
El Montcau
 
Otro día será. Llegamos rápido de vuelta al Coll d'Estenalles, donde aprovechamos para ir al lavabo y nos volvemos a casa. Creo que ha sido una buena excursión para volver a aficionar a Carlos y a Sonia. A ver qué tal la próxima. ¿Iremos a Bellmunt? ¿Al Puigsacalm? Ya os contaremos.
 
 

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