9 de la mañana de un lunes festivo. Teníamos que ir a Planoles a visitar los picos de la Serra de Montgrony, pero la previsión no es buena. Un día más. Había 3 días festivos para disfrutar de la montaña y no nos hemos podido ni acercar. Teníamos que irnos 6 personas de excursión. Al final quedamos 2. En fin... Cosas que pasan. Después de mirar muchas previsiones meteorológicas en diferentes medios y para zonas diversas, parece que en Barcelona lloverá, pero no mucho, así que decidido: ¡a Collserola vamos!
Así, pues, nos vamos a la Creu d'Olorda por las sinuosas carreteras de Collserola, con grandes vistas a Barcelona ciudad y a la costa. Aparcamos y comenzamos el camino en bajada, en dirección a Sant Bartomeu de la Quadra.
Sant Bartomeu es una barriada de Molins de Rei, que pertenecía al antiguo núcleo de Santa Creu d'Olorda. La barriada tiene una iglesia, que ya estaba documentada en el 1143, pero que como tantas otras fue destruida en el 1936. Posteriormente se reconstruyó con las mismas piedras que la formaban, conservándose algunos de sus elementos.
Desde allí bajamos a La Rierada, zona de frondosa vegetación por la que pasa la Riera de Vallvidrera, punto más bajo de toda nuestra ruta. Desde allí proseguimos a Les Escletxes, barrio perteneciente a El Papiol con una curiosa formación rocosa en sus confluencias.
En breve nos acercamos a la bonita ermita de la Mare de Déu de la Salut del Papiol. Esta ermita, de estilo pre-románico y románico, está documentada desde el año 1060, cuando estaba dedicada a Santa Eulalia de Mérida. En el siglo XIV se dedicó a Sant Pere, para finalmente, en el siglo XVIII, dedicarse definitivamente a la Mare de Déu de la Salut. Por si alguno tiene más curiosidad, en este enlace podéis encontrar una imagen de la virgen que la preside y de los cantos dedicados a ella, entre otras cosas.
Llegando a la ermita nos empieza a llover, tal como habíamos visto en la previsiones, aunque de manera ligera. Nos ponemos los chubasqueros e iniciamos la última ascensión al Puig de Madrona. Esta cima, con un vértice geodésico y una torre de observación, nos regala unas valiosas vistas de la Serra de Collserola y de la ciudad de Barcelona y poblaciones circundantes. Cuando volvemos de nuevo a la ermita ya casi ha parado de llover.
Realizamos ahora la vuelta por un camino diferente al anterior, intentando no perder mucha altura ni alargar demasiado el recorrido. Llegamos a las casas de Can Castellví, enlace con la carretera. Proseguimos hasta Can Campmany, un restaurante de cocina tradicional catalana. Desde aquí podríamos llegar hasta la Creu d'Olorda de nuevo por pistas de tierra, pero intentamos regresar por caminos alternativos a estas pistas, al principio indicados.
Andamos por un camino muy sucio, que se intuye que en el pasado estaba bien marcado, pero por desuso y falta de limpieza se ha ido perdiendo. Al final, pasando entre ramas y alguna que otra zarza, llegamos al camino principal por el sendero perdido. Después proseguimos por bonitos senderos, entre vegetación espesa y un verdor primaveral intenso para regresar directamente a la Creu d'Olorda. Aquí el camino no está marcado y vamos tomando las trazas de camino que mejor dirección toman para devolvernos al punto de partida.
Ya casi en el punto inicial, disfrutamos de la Pedrera dels Ocells, un pintoresco espacio natural con vistosas paredes de pizarra y en el que podemos observar y escuchar numerosas aves.
Este agujero se creó con la explotación de una antigua mina. En la Pedrera podemos ver la salida de aguas que se filtran entre las pizarras y que toman un color ocre-rojizo, indicador del contenido de sulfuros y óxidos de los minerales que componen el terreno.
Finalmente, nos sentamos a reponer un poco de fuerzas en las mesas que hay delante de la iglesia de la Santa Creu d'Olorda. Esta iglesia, con elementos de estilo pre-románico, se cree que se construyó a principios del siglo XI. También tenemos un bar-restaurante y unas barbacoas muy próximas a este punto si queremos completar nuestra excursión con una buena comida.
