El año anterior habíamos intentado bajar desde los Sestrales hasta San Úrbez, pero se nos hizo tarde y tuvimos que hacer noche en San Vicenda sin hacer este descenso. Teníamos ganas de realizar el tramo desde San Úrbez hasta los Sestrales, así que decidimos realizarlo en ascenso para localizarlo bien y luego descender al Cañón de Añisclo.
Con la lección bien aprendida del año anterior nos vamos a primera hora al inicio del Cañón de Añisclo. Nada más pasar el Puente de San Úrbez tenemos las indicaciones del GR 15 hacia Bestué y a los Sestrales. El camino va ganando altura. La ascensión es muy variada: subidas en zig-zag, una larga pedrera, sendas en medio de bosque y casi al final llegamos a la base de las paredes que culminan la cima.
Rodeamos estas paredes por la derecha, por su cara Este, por una especie de faja.
En medio de ella se avistan numerosas aves, especialmente buitres leonados que abundan por estos lares y nidifican en medio de las abruptas paredes.
Una mirada atrás a la "faja" recorrida.
Se nota que por esta zona no pasa mucha gente, a menudo deslumbrados por los picos más altos del Parque Nacional y obviando excursiones tan bellas como ésta. Cuando estamos llegando a la cima nos recibe un cornudo amigo.
Una vez alcanzamos el primero de los Sestrales, el Sestral Alto, la vista hacia el Sestral Bajo, Las Tres Sorores y a Las Tres Marías es espectacular.
Estamos contentos y nos hacemos una estética foto en la cima.
Soprende lo amables que son los relieves en la parte alta de esta sierra, pues por el otro lado todo son paredes y precipios. Seguimos cómodamente por terreno llano hasta alcanzar el Sestral Bajo y luego nos dirigimos, entre prados y laderas herbosas, en descenso a la zona de Plana Canal, a la cual se puede acceder en coche desde Bestué.
Una vez en Plana Canal, que como su nombre indica es una gran zona llana, nos sorprende encontrar incluso una rotonda en el camino de acceso para los coches. También hay un refugio libre en medio del llano, en unas condiciones más que aceptables.
Por el camino nos encontramos algún que otro mirador, al que hay desviarse (no más de 10 minutos) si queremos acercarnos para mirar el Cañón de Añisclo desde arriba.
Proseguimos por la cómoda pista, en camino sin apenas desnivel hasta llegar a otro refugio, el de San Vicenda.
Este también es un refugio de pastores de libre acceso, aunque según he leído por ahí, está cerrado en la época en que el pastor no está por la zona. El camino sigue por encima del Cañón de Añisclo, aunque pronto encontramos la senda que desciende hasta él. Las vistas desde arriba son especialmente bellas.
Finalmente llegamos al fondo del Cañón de Añisclo, por donde circulan las aguas del Río Bellós.
Desde aquí nos queda una larga pero preciosa bajada por senda, que la mayor parte del tiempo transcurre al lado de la cuenca del río o por el medio de sendos bosques. Cruzamos, entre otros, un hermoso hayedo en la zona de la Ripareta, intersección con el final Barranco de la Pardina.
Después de un buen rato, llegamos por fin a la Ermita de San Úrbez, una curiosa construcción que aprovecha un hueco en las paredes. La tradición dice que San Úrbez, pastor proveniente de Burdeos y de gran sencillez, que vivía en el cercano pueblo de Vio, dormía en este hueco, la Cueva del Sestral, cuando llevaba el rebaño a pastar. Fue en este lugar, en el siglo VIII aproximadamente, donde la tradición sitúa la construcción de esta ermita.
Así que regresamos al coche y a casa a descansar, que la jornada ha sido placentera pero larga.
Álbum fotográfico de la ruta a los Sestrales y al Cañón de Añisclo
Descripción de la ruta a los Sestrales y al Cañón de Añisclo