Después de la excursión de la semana anterior a Port del Comte, en que tuvimos que irnos de Rasos de Peguera por no tener raquetas, aprendimos la lección y, una semana después salíamos a la misma hora de casa, pero esta vez con el material ya en el coche para no tener más sorpresas. Y como mandan los cánones del buen excursionista, a eso de las 7 y poco ya estábamos de camino a Rasos. Durante todo el camino el cielo estaba tapado, cosa que sorprendía, pues las previsiones para el Prepirineo eran de sol y día despejado. Y fue yendo por la carretera, a media subida a Rasos, cuando dejamos las nubes por debajo nuestro y apareció el cielo despejado. Una sensación más que reconfortante. Así, sobre las 9 de la mañana, ya estábamos listos para empezar a caminar en el parquing de Rasos, con la Creu del Cabrer enfrente, que dicho sea de paso, marca una altura bastante por debajo de lo que toca, casi 60 metros menos de lo que debiera indicar.
Salimos por una pista que se dirige, ganando altura de manera muy suave, hacia el Pla de l'Orri. Por el camino, las imágenes que nos dejaba el mar de nubes eran simplemente únicas. Como ejemplo, las agujas más altas de Montserrat sobresaliendo entre ellas como si se tratara de un accidentado y lejano islote en medio del mar.
Se distinguía muy bien también, al fondo, la Serra de Port del Comte.
Rápidamente llegamos al Pla de l'Orri, donde una suave subida, con bastantes huellas de gente que había subido antes que nosotros nos llevan hasta la cima de La Torreta, donde las vistas son aún mejores de lo que habíamos disfrutado hasta ahora. Por un lado La Figuerassa y el Montseny sobresaliendo entre las nubes.
El Puigllançada y el Puigmal también destacan desde aquí.
Una antena y un gran vértice geodésico coronan la cima también.
Después de disfrutar un rato de esta maravilla y reponer un poco de fuerzas, volvemos al Pla de l'Orri para ascender a las cimas de Rasos de Baix. El camino empieza bastante suave, pero poco a poco va inclinándose, sin hacerse demasiado dificultoso y antes de llegar a la parte más alta se hace un poco más complicado porque se mete en alguna zona boscosa con nieve irregular. Finalmente llegamos a una amplia loma, donde podemos descender directamente a la Creu del Cabrer o bajar a Les Collades para luego subir al último pico de la jornada, en Rasos de Dalt. Antes de descender, una amable pareja que nos encontramos nos hace una foto con la Serra d'Ensija y Rasos de Dalt de fondo.
Bajamos a Les Collades por una antigua pista de esquí, amplísima e inclinada, pero muy cómoda de descender.
Pronto estamos en el mencionado cuello, desde donde vemos una subida directísima, que debía ser otra antigua pista de esquí, y un camino que inicia la subida lateralmente. Para hacer el ascenso más llevadero tomamos este último camino, que aunque está tapado por la nieve tiene huellas de "raqueteros" que han pasado antes que nosotros y no presenta dificultad. Llegando a la cima se acaban las huellas y hay que buscar el mejor camino entre numerosos árboles. Un rato después estamos en la cima de Rasos de Dalt.
La lástima es que no tiene visibilidad a los picos circundantes, pues los árboles tapan la visión. Tomamos algo y descendemos de nuevo por en medio del bosque hasta volver a Les Collades, donde tomamos una pista que de manera cómoda y rápida nos lleva al punto de inicio. Poco antes de llegar, nos encontramos con unas cuantas familias jugando con trineos, haciendo muñecos de nieve y disfrutando de la nieve. Aquí disfrutamos de buenas vistas a la Serra d'Ensija también.
Y así, esta vez, sin más problemas, acabamos una sencilla, completa y preciosa excursión con raquetas de nieve, esta vez sí, por Rasos de Peguera.
Álbum fotográfico de la ruta en raquetas por Rasos de Peguera
Descripción de la ruta circular en raquetas por Rasos de Peguera