La semana anterior habíamos ido al Cadinell, una montaña de apenas 2.100 metros y desistimos del ascenso por encontrarnos inclinadas pendientes nevadas, con nieve dura y sin material adecuado: ni guantes, ni bastones, ni grampones. Incluso íbamos con bambas en lugar de botas. La verdad es que no esperábamos que en la subida, en medio de un pinar, hubiera este tipo de pendientes nevadas y es que las dos vertientes de esta montaña son afiladas e inclinadas. Así, pues, a medio ascenso y viendo que la pendiente no remitía y que no teníamos material para bajar con seguridad, decidimos volver.
Así, una semana después, retornamos con botas, polainas, grampones, guantes y bastones para no tener problemas, especialmente en el descenso. Esta excursión es muy recomendable: sólo empezar en el estacionamiento en Josa de Cadí, ya disfrutamos de interesantes vistas a la afilada cima del Cadinell, que algunos dicen que parece una réplica en miniatura de la sierra que tiene detrás: El Cadí.
Arrancamos ya con señales de GR, que nos conducen a la ermita románica de Santa Maria, documentada desde el 1082 aunque el origen de la actual construcción se considera del siglo XII con influencias del siglo anterior. Anteriormente era iglesia parroquial aunque posteriormente se construyó la que hay en el pueblo de Josa.
Seguimos nuestro ascenso, bien señalizado y relativamente cómodo, hasta llegar al Coll Jovell, desde donde podemos disfrutar, mirando atrás de una vista poco frecuente del Pedraforca.
Desde aquí vemos por encima nuestro las abruptas paredes que coronan el Cadinell, hacia las que nos dirigimos.
El camino que nos llevará hasta allí es cómodo inicialmente, pero a medida que se interna en el bosque va aumentando la inclinación. Una semana después la nieve empieza a una cota más alta y en las zonas en las que hay, está más blanda y se pisa con mayor seguridad, por lo que el avance es relativamente sencillo con la ayuda de los bastones.
Pronto llegamos a la parte final de este ascenso entre pinos, donde apenas queda nieve pero hay que vigilar porque el terreno está muy inclinado.
Ya en la loma, a caballo entre las vertientes norte y sur de la montaña, nos impresiona el gran contraste entre dichas vertientes: sendos pinares al norte y prados subalpinos, roca y escasa vegetación al sur. Sin más complicación alcanzamos la cima del Cadinell, con amplia panorámica a las sierras circundantes: Pedraforca, Serra d'Ensija, Serra del Verd, Port del Comte y Serra del Cadí.
En lugar de volver a Josa, seguimos la arista para dirigirnos al Coll de Roc Sobirà, desde donde nos acercaremos a la cima del Puig Galliner y a la Roca de Santaló.
Seguiremos la arista decantándonos ligeramente hacia la vertiente Sur, donde el terreno apenas tiene vegetación y es transitable. Al final descendemos de nuevo entre pinos y prados por la vertiente Norte. Cuando llegamos a una zona con visibilidad nos damos cuenta que nos hemos desviado del camino a nuestro collado de destino y tenemos que afrontar un flanqueo no demasiado largo pero incómodo y pesado entre maleza y boj. Finalmente salimos de nuevo a zona de pinares, donde ya avanzamos con comodidad y pronto ganamos el collado que estábamos buscando.
Seguimos ahora por la loma hacia el Oeste, bien cubiertos por pinos en dirección al Roc Sobirà. Encontramos una curiosa zona donde se hallan unos bloques de piedra dispuestos en una especie de círculo.
Sin camino definido, por terreno boscoso, ganamos la cima de Puig Galliner, que nos decepciona un poco pues está en una situación privilegiada pero tiene una visibilidad nula debido a los frondosos árboles que la rodean.
Tomamos aqui un descenso por una zona despejada, que bien parece un cortafuegos, y por la que descenderemos hasta el cuello del Clot del Tou.
Por una amplia pista iremos hacia la Roca de Santaló, que se distingue desde lejos por tener una gran antena situada en ella. Llegando a esta cima, se abren al Norte vistas al pueblo de Fórnols y a la Torreta de l'Orri, reconocible por su gran antena. También se distinguen algunas cimas de la zona de la Vall Fosca y del Pirineo de Lleida. Nos sorprende que haya línea de visión a esta zona.
Retornamos ahora al Clot del Tou, donde tomamos una pista que nos llevará a Coll de Jovell. En un cómodo recorrido de unos 4 kilómetros, primero en descenso y luego en suave pero continuo ascenso volvemos a este collado desde donde sólo nos queda deshacer el camino inicial. No hay fuentes en todo el itinerario, pero cerca de este cuello hallamos una zona donde el deshielo nos permite coger agua.
Por camino conocido realizamos el rápido y agradable camino a Josa de Cadí, que se encuentra en medio de un bucólico valle prepirenaico.
Pronto estaremos de nuevo en el lugar donde tenemos aparcado nuestro coche. Esta vez hemos paseado la mitad del material para nada, pero hemos alcanzado la cima sin problemas y hemos explorado las cima vecinas de la sierra. Bien satisfechos volvemos a casa, pensando ya en próximas escapadas a las magníficas sierras del prepirineo.