Sábado a primera hora de la mañana. Hoy tenemos previsto ir a visitar el Puig de l'Àliga, junto al conjunto monumental d'Olèrdola. Para empezar la mañana aparcamos junto a la muralla medieval del recinto, que bien merece una visita por sí solo.
Hemos llegado más o menos con la salida del sol y por el camino disfrutamos de hermosas vistas con tonalidades rojizas.
La temperatura es ideal y el camino es suave, así que simplemente caminamos y gozamos con los tonos del amanecer. Éste con el sol asomando ya sobre el horizonte, con Sant Pere d'Olèrdola perfilándose en el horizonte.
La ruta escogida no tiene mucha historia: seguir el GR hasta llegar a la urbanización de Daltmar, donde encontraremos un par de calles en las que hay que ganar altura. Y para seguir con la tónica, captamos imágenes de los tonos rojizos y ocres a nuestro paso, ahora en las indicaciones en una calle.
Y al poco ya vemos de muy cerca la torre de vigilancia que marca la cima del Puig de l'Àliga.
Afrontamos el último ascenso y llegamos a la cima, con numerosos elementos "decorativos": cruz, pesebre, torre de vigilancia, vértice geodésico, un poco de todo...
Desayunamos en la cima y reposamos un poco. Para volver al punto de partida sólo debemos deshacer el camino. Volviendo destaca la visión de Olèrdola, con la iglesia de Sant Miquel sobre las abruptas paredes que hacen de muralla natural.
Poco antes de llegar de nuevo al aparcamiento del conjunto monumental nos desviamos unos metros hacia el Pla dels Albats y los restos de la iglesia de Santa Maria. En esta zona se agrupó una parte de la población en el siglo XI, alrededor de la iglesia de la que podemos ver sus escasos restos. El Pla dels Albats recibe ese nombre porque enterraban allí a los niños fallecidos a temprana edad o muertos al nacer. Aún se pueden ver los pequeños huecos antropomorfos practicados en la roca en ese llano.
Así finalizamos la excursión, corta y sencilla. Para otro día quedará la visita completa al conjunto monumental de Olèrdola.