Quedan sólo un par de días para Navidad y tenemos unos días de fiesta, así que nos decidimos a estrenar raquetas de nieve en la Cerdanya. La idea es ascender al Pic dels Moros, que tiene aproximaciones cortas por carretera e itinerarios de ascenso sencillos. Podemos coronarlo desde Targassone o desde las pistas de esquí de Font Romeu. El segundo itinerario discurre por un amplio llano en la cara Norte de la montaña, por lo que nos da más posibilidades de pisar nieve. Así que allí vamos.
A las 7 de la mañana salimos en coche hacia la Cerdanya. Pasamos el túnel del Cadí y pronto llegamos a Puigcerdà. Desde allí hay que ir a buscar las pistas de esquí de Font Romeu y aparcar en la Calma, en el parquing a mayor altura de la estación.
Lo primero que vemos es que hay muy poca nieve. En las pistas, gracias a los cañones sí que hay, pero fuera de ellas ya es otro cantar. En un extremo del propio parquing aparecen los carteles y plafones que marcan las rutas de esquí de fondo. Nuestra ruta al Pic dels Moros está perfectamente indicada en todo el camino, con marcas rojas y la inscripción "Mauroux", Moros en francés. El recorrido total son unos 11 kilómetros con un desnivel muy pequeño, por lo que el principal inconveniente son las placas de hielo que vamos encontrando y que vamos sorteando sin dificultad.
El día es espectacular: no hace frío, ni viento y el sol brilla con fuerza, por lo que el camino se hace muy agradable. Tras un par de kilómetros de andar por llanas pistas con las raquetas a la espalda, por fin hallamos una traza donde parece que habrá nieve contínua. Se puede andar perfectamente sin ellas, pero como hemos traído raquetas nuevas y las queremos estrenar nos las calzamos rápido.
Desde aquí a la cima encontramos nieve en todo el recorrido. Ahora subimos sin parar, pero la inclinación es tan suave que apenas se nota. Por el camino vamos disfrutando las vistas a las cimas cercanas, entre ellas la que más me llama la atención es el altivo Carlit, que ya debe hacer más de diez años que ascendí y merecería una segunda visita.
Eso será otro día, y probablemente en verano... Ahora toca seguir con nuestro agradable camino. Ya estamos cerca de la cima. Último tramo de ascenso y por fin coronamos. Cima muy sencilla, que para empezar nos ofrece hermosas vistas al mágico Canigó.
La panorámica desde esta cima es amplísima. Mirando al Sur tenemos, de izquierda a derecha: Canigó, Puigmal y la Serra del Cadí en toda su extensión. Al Norte, empezando por la izquierda destaca la Tossa Plana de Lles y luego el macizo del Carlit y el Puig Peric, ya bastante cercanos a nosotros.
Disfrutamos un rato de las vistas y de chocolates diversos desde el punto más alto, junto a unas antenas y un gran vivac. Toca ahora volver por otro camino. Vamos a buscar el enorme llano bajo el Pic dels Moros y desde allí tomaremos la pista que nos lleva al Refuge de la Calme. Este tramo resulta ser el que se hace más pesado. No tiene ninguna dificultad, pero alterna alguna pequeña subida y bajada cuando esperábamos un terreno más llano y llegar antes al refugio. Y cuando llegamos al refugio ¡Sorpresa! Gente, perros, familias y una suerte de bar-restaurante es lo que encontramos.
Esperaba encontrarme un refugio libre para poder hacer noche algún día de camino al Carlit o al Peric, pero parece que eso no será posible. Eso sí, los platos de comida que estaban sirviendo en las mesas no parecían tener desperdicio. Habrá que volver otro día a probralos. Comemos nosotros de los bocadillos que llevábamos, pues tan sólo estamos a unos 45 minutos del coche pero ya son las 2 de la tarde y hay hambre. Con el hambre saciada afrontamos el último tramo, ahora sí en descenso ininterrumpido. Antes de las 3 de la tarde estamos ya junto al coche.
El plan ahora es cambiarse el calzado e ir a visitar una termas de agua sulfurosa en Dorres, a pocos kilómetros de allí. Nos seduce la idea de unas termas al agua libre y el precio de 5 € también contribuye a que nos acerquemos sin pensarlo demasiado. La verdad es que fue un gran acierto. Precioso bañarse con vistas al Puigmal y relajante, muy relajante. Repetiremos seguro. Y con los deberes hechos retorno a la ciudad. El paso por Puigcerdà fue complicado y con caravana por la gran cantidad de vehículos que accedían a la ciudad. Aunque gracias a eso se nos hizo de noche y pudimos ver las pistas de esquí de La Molina iluminadas para los esquiadores nocturnos. Un espectáculo curioso. Con ganas de volver. Cambre d'Asse, Torre d'Eina, Puig Peric o cualquier otro será una buena excusa.