Teníamos unos días para volver a disfrutar del Pirineo de Huesca y la idea era estrenarlos conociendo el estupendo Valle de Barrosa, todo un descubrimiento. Este valle queda enmascarado por los cercanos valles de Pineta y el del Río Real sobre Chisagüés. A un lado de este valle tenemos las instalaciones mineras de la Sierra de Liena. Iniciamos la ruta por una amplia pista que se sube con comodidad.
Pronto empezamos a divisar frente a nosotros dos grandes atalayas: el imponente Robiñera a la izquierda y La Munia, a la derecha. Ambos son conocidas cimas de más de 3.000 metros de altura y tienen rutas complicadas desde este valle pero más sencillas desde otros lugares.
Lo que hemos venido a observares el llamado Camino de Las Pardas, que es un estrecha faja que discurre bajo las paredes del Robiñera y que va al Puerto de Barrosa. Este camino era utilizado por los ingenieros de las minas y tiene pinta de ser espectacular, aunque lo dejamos para verano pues ahora es una ruta bastante delicada. Este camino se inicia más o menos a media altura de la siguiente foto, por donde empieza la nieve continua.
Otra maravilla de este valle, para los que gustan de escalar en hielo, son las cascadas que se forman en algunos de sus canales. El valle no recibe luz solar directa en casi todo el día, por lo que es idóneo para éstas. En la foto anterior podemos ver la famosa Oceáno Pacífico hacia la derecha de la imagen y otra canal mucho más marcada a la izquierda de la que no he podido encontrar el nombre todavía.
La pista se acaba y seguimos ascendiendo por el fondo del valle, por terreno amplio y sombrío, con grandes perspectivas. No tardamos a llegar al Refugio de Barrosa, una rehabilitada cabaña de libre acceso y en buenas condiciones.
Aquí paramos a tomar algo. No somos los únicos, pues van llegando pequeños grupos al refugio. Seguimos un poco más para arriba, para acercarnos al Puerto de Barrosa, pero como está muy lejos y hay unas palas muy inclinadas de nieve blanda decido darme la vuelta y esperar a mis compañeros en el refugio. Ellos siguen y vuelven al cabo de una hora larga. Han subido a un primer balcón, a unos 2.100 metros de altura y han vuelto. Mientras les esperaba han llegado grupos muy diversos, un grupo de tres incluso me ha invitado a queso, embutido, coca... Si es que la gente en la montaña es generosa.
Ya reagrupados emprendemos el retorno al coche. Este valle me parece simplemente soberbio. Y si no os lo creéis juzgad con la vista de 360 grados junto al refugio.
Ya llegando al punto de inicio encontramos una especie de montacargas de las antiguas instalaciones de la mina. Por lo vistas esta explotación fue bastante importante en la zona.
La llegada al coche es plácida y el día ha sido estupendo. Ahora nos queda volver en verano disfrutar del Camino de las Pardas que parece una ruta espectacular.