Escribo estos relatos en el confinamiento de 2020, 3 años después de haber vivido mi experiencia en Monte Rosa, con algunos recuerdos difusos pero con un poco de perspectiva. En 2015 pude completar el espectacular Tour del Mont Blanc mientras mis dos compañeros iban a ascender cimas de 4.000 metros de altura. Disfruté del espectacular recorrido circular de 9 días mientras ellos ascendían el Gran Paradiso e intentaron hacer lo propio con el Castor. Su experiencia nos serviría de mucho en esta "aventura" que empezaba con uno de mis compañeros de entonces. Si os interesa la información del Tour del Mont Blanc o los relatos los podéis consultar en esta página: Tour del Mont Blanc
Así pues, el 5 de agosto de 2017 salíamos dos personas de Barcelona en dirección a Monte Rosa dispuesto a intentar alguna cima de 4.000 metros y a disfrutar del maravilloso entorno. La primera jornada básicamente la pasamos en el coche. Una larga ruta combinando autopista, carreteras nacionales, secundarias, algún puerto de montaña. Tras unas cuantas horas, por fin alcanzábamos los Alpes. Hicimos una parada en un merendero a la entrada del macizo, en Lac de Serre-Ponçon.
Este lago, aparte de concentrar un buen puñado de actividades náuticas, marca la entrada a territorio alpino y aunque todavía no estamos en alta montaña, ya empieza a verse en el horizonte. La verdad es que no recuerdo muy bien como fue el resto del trayecto, pero sí recuerdo que pasamos por Gap y por su Decathlon, donde me compré mi casco de alpinismo. Gap es una buena ciudad para acabar de proveernos de lo que nos falte o repostar gasolina antes de entrar en carreteras más complejas.
Y después de esto ya no recuerdo más hasta la llegada a Cervinia, a los pies de Monte Rosa y en particular del espectacular Cervino.
Esa noche dormimos al aire libre en un prado cerca del coche. El plan era subir con remontes y telecabina hasta el Plateau Rosa, ya a más de 3.400 metros de altura y subir ya andando al Klein Matterhorn (Pequeño Cervino). Allí dormiríamos y aclimataríamos para internar el Breithorn (uno de los cuatromiles más fáciles de los Alpes) al día siguiente. Nos llevamos saco de dormir y creo recordar que también hornillo y comida y todo el material técnico necesario (cuerda, arnés, crampones, piolet, casco...) Para el segundo día decidiríamos si dormir en un refugio no guardado e intentar alguna cima más o regresar.
Así, el 6 de agosto nos levantamos prontito, porque antes de las 9 de la mañana estábamos cogiendo el primer telecabina. Esta zona de Alpes es interesante para empezar con el alpinismo porque hay muchos remontes mecánicos que te acercan a las cimas a precios moderados. Si quieres ir al Pequeño Cervino directamente hay un teleférico que te lleva desde Suiza, pero creo recordar que había que pagar unos 100 € cuando nosotros pagamos alrededor de 25 € por ascender algo menos.
El primer telecabina te lleva a Plan Maison, ya hemos subido de 2.000 a 2.500 metros de altura. El segundo tramos nos llevará ya hasta los 3.400 metros del Plateau Rosa, donde ya encontraremos nieves perpetuas. Aquñi vemos el ascenso del segundo tramo.
Y para acometer este ascenso nos pasamos a un telecabina más grande.
Durante el ascenso no perdemos de vista el majestuoso Cervino, que gente como Kilian Jornet o Bruno Brunod fueron capaces de subir desde Cervinia en 2 horas. Y bajarlo en una! Nosotros hoy haremos cosas muuuucho más modestas.
Y antes de la 9:30 de la mañana llegamos por fin a Plateau Rosa, donde nos tocará por fin empezar a caminar. Nada más salir del teleférico revisamos la mochila y los arneses no aparecen. Empezamos bien, sin el material básico ya... Tras una segunda e incluso tercera revisión los encontramos y nos los ponemos. Salimos sin encordarnos pero con los arneses y los crampones puestos, pues en este primer tramo "sólo" tenemos que seguir por una pista de esquí bastante suave. En la foto se ve el Klein Matterhorn arriba a la izquierda, que es donde dormiremos, y la ancha pista de esquí que sale a la derecha para tirar una diagonal y subir cómodamente hasta allí.
Y aquí podemos ver la panorámica en 360 grados
Tras una hora y media aproximadamente, estamos ya casi en el Klein Matterhorn, donde descansaremos y nos quedaremos a disfrutar de una tranquila tarde.
Estamos ya a casi 3.900 metros de altura, pero parece que la altura de momento no molesta mucho. En la base del Pequeño Cervino hay un bar, refugio y el Glacier Palace, una extraordinaria cueva artificial con figuras esculpidas en hielo. Así que dejamos las cosas en el refugio y nos vamos a visitarla. Creo recordar que la entrada a la cueva fueron 8 € y una noche en el refugio nos costó algo más de 40 €, sin comida. La cueva desde luego merece la visita. Os dejo un par de fotos en su interior.
Y aquí podéis ver unas aves rapaces esculpidas en hielo.
Y en el siguiente video podéis acompañarnos por el interior del "Palacio"
No hace falta decir que había que entrar bien abrigados, pues la cueva está siempre por debajo de 0 grados para que el hielo se conserve bien. Y con la visita y la aproximación ya hechas nos vamos a descansar al refugio. Un refugio un tanto extraño, pues somos menos de 10 personas y está encima del bar y la tienda de recuerdos. No sería el clásico refugio de montaña, pero para aclimatar nos va de fábula. Allí hablamos con algunos de los compañeros. Recuerdo a dos alemanes, que curiosamente se llamaban Remo y Reto (o eso entendimos, jeje) que nos explicaron la travesía de 7 días que tenían planeada enlazando diversas sierras de los Alpes. Después de la charla nos preparamos nuestra cena y disfrutamos de la privilegiadas vistas del lugar. En la foto siguiente vemos la cima que intentaremos al día siguiente.
Y aquí podemos ver el teleférico que va a Suiza, al famoso pueblo de Zermatt, por la nada desdeñable cantidad de 100 eurillos. ¡Vaya caída!
Pero lo mejor estaba por venir: la puesta de sol con vistas al Cervino
Si queréis ver todas la fotos de ese atardecer están al final del álbum de aquel dia: Fotos de Monte Rosa: Cervinia y Klein Matterhorn . De aquella noche recuerdo dormir con un leve dolor de cabeza que me dejó dormir bastante bien. Y sobre todo la incertidumbre de si al día siguiente podría coronar mi primer 4.000.