7 de agosto de 2017. No recuerdo exactamente a qué hora salimos, pero era entre las 6 y la 7 de la mañana según el registro horario de las primeras fotos tomadas. Hoy tocaba intentar el primer cuatromil, el Breithorn, una hermosa y sencilla cima de 4.165 metros de altura. La idea era ver si podíamos coronarlo y luego ver si nos atrevíamos a seguir la cresta hacia el Breithorn Central. Las previsión del tiempo era buena para ese día pero el día siguiente parecía que podía empeorar, por lo que teníamos que decidir si nos quedábamos por allí intentando hacer algo más o bajábamos.
La primera parte era muy sencilla, pues la zona era prácticamente plana y nos ofrecía hermosas vistas. Al poco ya podíamos ver el Pequeño Cervino y el Cervino.
Cuando nos acercamos a nuestro objetivo las subidas parecen suaves y llevaderas.
A la derecha asoman ya conocidas cimas, como el Pollux o el Castor.
Afrontamos las progresivas y suaves lazadas hacia la cima, con algún tramo un poco más helado. Por suerte la traza está muy marcada y da bastante seguridad (con los crampones puestos, claro). En menos de dos horas, a las 8:30, hemos podido alcanzar la cima ya. ¡El primer cuatromil! Impresionante panorámica ante nosotros, como no, con el omnipresente Cervino como máximo referente. En la siguiente imagen podemos ver el Mont Blanc lejano a la izquierda (el que está coronado por nieve) y en la misma toma el Pequeño Cervino abajo.
Al otro lado, impresionante panorama a las cima de la parte central del macizo de Monte Rosa: Norden, Dufourspitze, Zumsteinspitze, Lyskamm y Castor. Muchas de estas cimas superan los 4.500 metros de altura. Si todo va bien intentaremos subir alguna de ellas.
Ya tenemos la primera cima del día y toca tomar la primera decisión: ¿seguimos la cresta hasta el Breithorn Central? Bien, la cresta no es complicada pero es estrecha y aérea, al menos a mi así me lo parece. Decidimos entonces que descenderemos y nos acercaremos hacia donde está el refugio libre Bivaco Rossi e Volante. Allí veremos si nos quedamos a dormir, intentamos alguna cima más o volvemos.
Pero primero toca descender. El inicio del descenso lo podemos revivir en este vídeo. Os recomiendo encender los altavoces si queréis escuchar el ruido de los crampones al pisar.
Tras un rato de descenso salimos de la ruta normal para dirigirnos hacia el refugio libre. Ahora ha aumentado el número de personas que ascienden al Breithorn. Por suerte hemos salido a buena hora y no nos hemos cruzado con muchos de ellos.
El día es estupendo e incluso recuerdo haber estado un rato caminando en manga corta. Descendemos un rato por el Glaciar di Verra. Aquí cualquier glaciar es mucho más grande que cualquiera en Pirineos. Pasamos junto a alguna grieta, aunque el glaciar está bien cubierto y no presenta dificultades. No son todavía las 11 y estamos a los pies de donde se encuentra el refugio y en el punto donde podríamos iniciar el ascenso al Pollux o al Castor.
Toca de nuevo decidir: ¿Ascendemos a alguna de las cimas que tenemos delante? Podemos subir al Castor, remontando unos 500 metros de desnivel, o al Pollux, que es algo más bajo pero tiene tramos de trepada. En la imagen siguiente podemos ver las dos cimas, el Pollux delante y el Castor detrás.
También podemos buscar la ruta de acceso al refugio. Ya lo hemos localizado y está en la parte alta de un resalte rocoso que no apetece mucho subir en este momento.
Mi compañero tiene ganas de hacer algo más, pero yo por hoy ya he tenido bastante. Nos tomamos algo mientras acabamos de decidir qué haremos. Finalmente convenzo a mi compañero para volver y retornamos a Plateau Rosa y a los teleféricos que nos llevan a Cervinia. El altivo Cervino, aún cubierto por nubes, no pierde protagonismo.
Ahora que escribo esto, y visto con perspectiva, tendríamos que haber aprovechado el día para algo más, pero en aquel momento no fuy capaz de verlo. En fin, descendimos y a eso las 16 ya estábamos de nuevo en Cervinia. Nos tocaba ahora buscar un lugar para dormir, pues no teníamos reserva en ningún sitio. En dos días teníamos reserva en el Refugio Gnifetti y en la Capanna Margherita, en la parte central de Monte Rosa, pero para esa noche no teníamos nada. Así que tomamos dirección Valle de Aosta hacia abajo para luego coger la carretera que asciende a Gressoney y que recorre el bucólico valle que va al corazón del macizo de Monte Rosa. Por el camino fuimos buscando algún lugar donde plantar tienda o dormir, y acabamos durmiendo en una especie de parque, un poco alejado del núcleo de una pequeña población en ese valle.
Ya teníamos hecho el primer cuatromil y sitio para dormir. Ahora quedaba ver cómo evolucionaba el tiempo para ascender más cimas en los días que nos quedaban o esperar a que volviera el buen tiempo. Las previsiones no eran muy buenas. Tocaba esperar.