8 de marzo de 2020. Lo que parecía una excursión "rutinaria" a la alta montaña se convirtió en la última ruta antes del largo confinamiento del coronavirus. En este caso fuimos a Francia, a la zona del Quérigut, en concreto al pueblo de Fontrabiouse. Este pueblo es conocido por sus hermosas grutas subterráneas. Iniciamos la excursión en el aparacmiento de las grutas, aunque no las visitamos. La idea es intentar subir al Puig del Pla Bernat, una cima de 2.400 metros de altura.
Iniciamos ruta ya con las raquetas pues la nieve es abundante y en caso contrario la marcha se ralentizaría mucho y se haría muy costosa. Pronto nos adentramos en una amplia pista que asciende por el interior de un frondoso pinar.
Tras un buen rato de ascenso salimos a una zona más llana con algún claro, que nos permite ver las cercanas pistas de esquí de Formigueres.
Apenas se ven unos pocos esquiadores y la nieve es excelente. Mi compañero de ruta hoy es un aficionado al esquí alpino y se plantea cogerse un día de fiesta para aprovechar y esquiar entre semana antes de que empiece a fundir esta espectacular nieve. También vemos, desde otro claro, el Cambre d'Aze y el gigante Puigmal, a una cierta distancia ya de nosotros.
Seguimos ascendiendo, a ratos por pista, en ocasiones por sendero, pero siempre avanzando sobre nieve blanda. Volvemos a llegar a otro claro donde se ve el Serrat de la Llisa Cremada y la cima del Puig del Pla Bernat, ya más cercana.
Una curiosa cabaña de madera nos llama la atención. Al acercarnos vemos que lo que parece una cabaña de madera es una caravana forrada en madera por su parte externa. Desde ella hay buena vista al Puig Peric.
El ascenso, aún sin presentar grandes pendientes, ha sido un poco penoso y se nos está haciendo tarde. Aún nos faltan unos 200 metros de desnivel para llegar a la parte alta del Serrat de la Llisa Cremada. No sería mucho, pero con la pendiente que se adivina y el estado de la nieve, más el rato que llevamos caminando, nos hace descartar la subida y darnos la vuelta. Antes de eso encontramos unas ruinas de una antigua cabaña.
Ahora encontramos una ruta de descenso más directa y un poco más cómoda que la que hemos usado de ascenso. Evitamos una loma que hemos recorrido sin sendero marcado y con blanda nieva para sustituirla por senda y marcada pista. Así pues, sin grandes complicaciones, retornamos al punto de partida, ahora apareciendo primero por el núclo de Fontrabiouse, con una clásica estampa hibernal.
No hicimos cima, pero el reconocimiento de terreno fue satisfactorio. Habrá que volver otra vez, seguro que con nieve más compacta y optimizando la ruta hacemos cima. Veremos cuándo tenemos la oportunidad.