18 de agosto de 2018. Tras una retirada de los Alpes suizos, de donde venimos cansados de problemas logísticos, mal tiempo y del precio de todo, vamos a ver por primera vez los Dolomitas. Por el camino hemos parado a visitar la ciudad de Trento, que nos ha maravillado y ya estamos algo más contentos. Llegando a los Dolomitas se nota la explotación turística y empiezan a abundar coches. Pero la estampa es bucólica: grandes y rocosas cimas, con verdes y húmedos prados a sus pies ofreciendo un curioso contraste. Lo hemos visto en fotos, pero aquí es mejor.
Tras meditarlo nuestra primera incursión será a la Marmolada, donde encontramos el único glaciar del macizo y la cota más elevada de todo el sistema montañoso. Hay dos vías principales para ascenderlo: por el glaciar o por una larga via ferrata. Lo ideal sería subir por un lado y bajar por el otro, pero optamos por intentar ascender por el glaciar y luego ya veremos si nos animamos a descender por la ferrata o no. Conseguimos plaza para dormir en el Refugio Fedaia, a los pies del homónimo lago.
Descansamos bien y para el día siguiente el plan es hacer una parte de la subida en el curioso Cestovia, una cesta donde subes de pie y que remonta los primeros 600 metros de desnivel que principalmente consistirían en ascender por pistas. El trayecto es de unos 15 minutos y el precio de 15 € si cogemos ida y vuelta. Así es como antes de las 9 de la mañana estamos montados en las cestas camino del Pian dei Fiacconi.
Consultando Internet me sorprende ver que este remontador mecánico hizo su último viaje el 15 de septiembre de 2019, por lo que ya no es posible ascender por este medio. Empezamos a ascender junto al Refugio de Pian de Fiacconi, donde ya vemos el lago bastante por debajo de nuestra posición.
Nuestra ruta se encamina directamente hacia el Glaciar de la Marmolada, mientras que la ruta de la Ferrata de la Marmolada rodea un poco el macizo y se va hacia la izquierda.Cuando ya hemos ganado un poco de altura echamos la vista atrás: el Piz Boé asoma, estético y altivo al fondo.
En unos 10 minutos llegamos a un nuevo refugio, el de Ghiacciaio Marmolada.
En este punto ya vemos cómo una fila de montañeros encara el glaciar por la línea más directa. El problema es que parece que hay poca nieve y que la pendiente es principalmente hielo. El lento avance de los montañeros que vemos ascendiendo por allí parece confirmar que el terreno está helado y es un poco delicado.
Es por esto que optamos por ascender hacia nuestra izquierda, para ganar altura por zona rocosa y posponer nuestro encuentro con el hielo. No somos los únicos que optamos por esta vía. Curiosamente una pareja que sale justo detrás nuestro parece picarse y nos adelanta en varias ocasiones.
Tras algo más de una hora de ascenso por terreno rocoso y después de recuperar la dirección del glaciar virando hacia la derecha, llegamos a terreno helado donde tendremos que calzarnos los crampones y encordarnos.
Aquí el terreno sube de manera más suave que en los tramos anteriores y parece que en muchoa tramos hay nieve que facilitará nuestro avance. Tampoco parece que haya grandes grietas a superar.
Tras más de una hora, con algunas paradas incluídas más el tiempo de preparar el material, llegamos al final del glaciar y a la gran fisura donde empieza la via ferrata que tomaremos para encara la cresta cimera. Luce bastante la masa de hielo y nieve cuando miramos atrás.
Apenas 100 metros de desnivel nos separan de la cresta cimera y la ferrata tiene algún tramo vertical, pero siempre con buena roca, sin gran dificultad técnica y bien encajonados, lo que reduce el vértigo y la sensación de exposición.
La mayor dificultad es cruzarse con otros montañeros en sitios estrechos. En unos 20 minutos más, aproximadamente, salimos de aquí para encarar el ascenso final, ya muy sencillo a la Punta Penia. Las vistas a la parte alta del glaciar y a la Punta Rocca desde este punto son espectaculares.
También se divisa la gran instalación del teleférico que sube junto a la Punta Rocca desde Malga Ciapela. Afrontamos las últimas rampas por nieve en buen estado y roca, ya sin ninguna dificultad.
Y finalmente ganamos la cota más alta de Dolomitas: la Punta Penia, a 3.348 metros de altura. Por desgracia las nuebes se nos comen y no se ve nada más allá de la cruz y el vértice que coronan la cima.
A pocos metros de la cima se encuentra el Rifugio Capanna Punta Penia, donde se puede comer y hacer noche, aunque el precio no invita demasiado a ello.
Mientras comemos junto al refugio nos encontramos con una pareja de catalanes que nos explican cómo está siendo su aventura en Dolomitas. Nos explican que han venido en avión y ayer hicieron una ferrata sencilla para aclimatar y que han venido por la ferrata con un guía que les está preparando el material para descender ahora por el glaciar. Anima compartir experiencias en la montaña.
Por momentos se despeja un poco y aprovechamos para hacer alguna foto hacia la Punta Rocca y la vertiginosa cresta que nos separa de ella.
Entre una cosa y otra nos da la 1 del mediodía, por lo que decidimos volver por el glaciar y no aventurarnos por la ferrata, pues el tiempo es un poco ajustado para llegar al último Cestovia de bajada, que es a las 5 de la tarde.
Así que volvemos por donde hemos venido. Descendemos ahora por terreno conocido por la ferrata y cuando llegamos al glaciar nos encordamos. El descenso no es complicado pero se nos va alargando. Estamos algo cansados ya. Esta vez intentaremos bajar por la pendiente helada que hemos evitado en el ascenso. Es un poco tarde y empieza a caer alguna piedra pequeña de la parte alta del glaciar debido a las altas temperaturas. Descendiendo tenemos un pequeño resbalón que se queda sólo en el susto y sin más consecuencias. Los crampones y el piolet funcionan bien y el percance no va a mayores.
Finalmente regresamos al Cestovia para descender, donde me lleva un rato localizar el tiquet, con los nervios de buscar en todos los bolsillos sin hallarlo. Al final aparece y tras otros entretenidos 15 minutos de descenso estamos de nuevo en el Refugio, donde disfrutamos de una ducha y cena reparadoras. Primera excursión y hemos alcanzado la cota superior de Dolomitas. Buena manera de empezar. Mañana más, aunque aún no sabemos a dónde iremos.