La cima de el Mont es de aquellas con infinidad de curiosidades y detalles que te llaman la atención. Para empezar la increíble e inspiradora vista hacia el Canigó, o a zonas como el Cap de Creus, Banyoles y su famoso "Estany", las montañas del Empordà, el Pirineo Oriental catalán o el Golf de Roses. Esta cima y sus antenas son bien visibles desde gran parte de la provincia de Girona.
Iniciamos nuestra excursión en el pequeño núcleo de Beuda. El camino habitual es el ascenso por el PR, pero nosotros tomaremos un camino distinto para bajar luego por el más normal. Partimos en dirección al Castell de Beuda, o Castell Nou de Beuda, del siglo XV y que parece que actualmente está en venta.
Andamos hasta Can Tries, una gran masia que cuenta incluso con una pista de tenis, donde abandonaremos la pista asfaltada y empezaremos a andar por senderos. Este primer tramo es muy sencillo y la mayor parte es en leve subida, pero pronto empezaremos a ganar altura de forma considerable. Al principio la senda recibe directamente los rayos de sol, pero pronto empezamos a tener mayor cobertura vegetal, lo cual se agradece mucho con el fuerte sol del día.
Alrededor de una hora después de empezar a caminar, atravesamos un camino más amplio, que cruza perpendicularmente el nuestro, para seguir ascendiendo. Por el camino encontramos pedregales, casi como si de una ascensión de alta montaña se tratara.
También aparecen paredes de piedra y formaciones curiosas en la roca.
Finalmente ya estamos muy arriba, pero toca girar hacia el Este, siguiendo las marcas de pintura e hitos que nos guían correctamente al Pla de Solls. El camino se torna pedregoso y desciende levemente en múltiples ocasiones.
Finalmente llegamos al Pla de Solls, una estética planície con numerosos pinos, una casita y la Creu de Solls. Este es uno de los mejores lugares de toda la ruta para parar a tomar algo, echar una siesta y disfrutar a la sombra en un entorno agradable.
Cruzamos la pista asfaltada que conduce a El Mont y por un sendero nos dirigimos al camino habitual de subida para la gran mayoría de caminantes. Cuando llegamos a él, encontramos más señales y postes indicadores que nos guían perfectamente hasta la cima. Llegando a ella disfrutamos de una amplísima panorámica que incluye el Cap de Creus y el Golf de Roses, el Pantà de Boadella y gran parte del Alt Empordà. No obstante, la presencia de unas antenas gigantescas afea un poco esta visión.
La sensación cambia cuando vamos al llano frente a la entrada principal del santuario de la Mare de Déu del Mont.
En el siglo XIV se construyó el santuario que encontramos actualmente. Durante la Guerra Civil Española sufrió numerosos daños, entre ellos la imagen de la Mare de Déu del Mont, que fue restaurada unos años después.
Este lugar también es famoso porque Mn. Cinto Verdaguer estuvo hospedándose en él durante varios meses, inspirándose para su archiconocida obra "Canigó". Todavía podemos visitar la biblioteca y la habitación donde se hospedó. En 2008 se construyó una escultura en su honor en este paraje.
La lista de cimas del Alt Empordà y la Alta Garrotxa que admiramos desde aquí son innumerables. Por suerte, disponemos de una tabla de orientación donde podemos identificarlas con facilidad.
Tomamos una bebida isotónica fresquita en la terraza del bar e iniciamos el descenso, ahora por el camino normal a Beuda. En cuestión de media hora llegamos al Monasterio de Sant Llorenç de Sous, que no tiene despedicio. Éste tiene su origen en el año 871 y parece que fue de gran relevancia en la vida religiosa de la zona. En la actualidad está a medio restaurar y podemos ver la configuración histórica del monasterio, el pequeño pero vistoso claustro restaurado y la nave central de la iglesia.
Como hemos comentado, la nave central de la iglesia original se encuentra aún en pie casi en su totalidad.
Otra particularidad de este lugar es la pequeña iglesia, construída a causa de la desamortización de Medizábal en el 1835 y que se halla en buen estado y bien restaurada.
Después de esta curiosa visita, seguimos por la pista asfaltada, para dejarla pronto y seguir descendiendo directamente a Beuda. Casi llegando a la población, nos llama la atención la explotación de las minas de yeso de esta localidad.
Ya en el pueblo, destaca la visión de la iglesia de Sant Feliu de Beuda.
Esta iglesia románica está documentada desde el año 1004 y tiene en su interior una pila bautismal de finales del siglo XII, que parece ser lo más destacado del conjunto.
Como curiosidad, casi llegando al coche nos encontramos con esta original señal de tráfico.
Y hasta aquí la visita a una atalaya de la Alta Garrotxa, probablemente la cima más conocida y visitada de los alrededores junto al Comanegra y al Bassegoda.