Finalmente conseguimos retornar de Covadonga a Sotres, aunque no fue fácil. Conseguimos que nos bajaran en coche a Cangas de Onís porque ese día no había autobús público. Desde allí otro autobús a Arenas de Cabrales y otro más hasta Sotres. Con la particularidad que ese último autobús no es una línea regular y lo habilitaban en pruebas esa semana, siendo el último día que se podía coger. Total, que pasamos un día de descanso en transporte público y luego al albergue a planificar nuestra siguiente ruta: intento a Torre Cerredo.
Las opciones para ascender al techo de los Picos de Europa son muchas, pero la mayoría implican mucho desnivel y tiempo y no tenemos posibilidad de hacer noche en el Refugio de la Vega de Urriellu ni en el del Jou de los Cabrones porque están ambos sin plazas disponibles. Al final convenimos que iremos al Refugio de la Vega de Urriellu desde Pandébano y allí nos iremos acercando a Torre Cerredo, a ver si conseguimos ascenderlo. Por lo que hemos leído en diversos sitios es largo y la orientación es más que compleja en algún punto. Hay que añadir las diversas zonas de trepada y la dificultad técnica. Será toda una aventura. Nosotros usamos como referencia la reseña de Komando Kroketa de este ascenso, que nos fue de gran ayuda.
9 de septiembre de 2020. Salimos de Sotres con el coche hacia los Invernales del Texo y subimos por pista hacia el Collado de Pandébano. Ir con un todoterreno nos hace ir mucho más tranquilos por la pista. Al final, poco después de las 9:30, que ya es un poco tarde, estamos aparcando bajo el Collado de Pandébano. Desde aquí el ascenso es claro y suave, y pronto alcanzamos el collado.
Desde este collado se puede descender al poblado de Bulnes, sólo accesible por teleférico. Y el Pico Urriellu, o Naranjo de Bulnes, asoma altivo delante nuestro. Nuestro siguiente objetivo es ir al Refugio de la Vega de Urriellu, donde veremos de cerca la cara Oeste de esta famosísima cima, sólo apta para buenos escaladores.
Siguiendo nuestro camino pasamos junto a La Terenosa, una preciosa majada que cuenta con un refugio y un entorno bucólico.
Seguimos por la marcada senda, que empieza a ganar altura de manera suave al principio y luego de manera más moderada, trazando algunas lazadas que nos facilitan el avance. Ya nos vamos acercando al Naranjo.
Durante la subida nos siguen unos mulos, que ascienden a ritmo aparentemente lento pero constante. Nos van ganando terreno hasta que finalmente nos adelantan a poco de llegar al refugio. Si la zona de La Terenosa nos ha gustado, esta le supera. Ya estamos en el refugio, a los pies del afamado Naranjo de Bulnes.
Múltiples escaladores (puntitos que se mueven desde nuestra perspectiva) está intentando su ascenso y aquí hay bastante "ambiente". Gente diversa circula por allí y hay múltiples tiendas de campaña plantadas en las cercanías del refugio. Nos ha llevado algo más de hora y media llegar hasta aquí. De momento vamos bien de tiempo. Aún así Torre Cerredo aún está muy lejos. En la reseña que llevamos tardaron 4 horas desde donde estamos, y eso que sólo hay que superar unos 600 metros de desnivel.
Así, localizado el camino, salimos por senda hacia la Brecha de los Cazadores, ganando altura sin encontrar grandes rampas en ningún punto. Cerca ya de la brecha vale la pena mirar atrás para tener una nuevas perpectiva del refugio que acabamos de dejar y del Naranjo de Bulnes, siempre imponente.
Ya en la brecha, la senda gira a la izquierda y nos lleva a superar un resalte rocoso que sería complejo de superar, pero que cuenta con unas cadenas y unas grapas que nos ayudan a ascender.
Finalmente salimos a una cresta donde vale la pena pararse un poco a admirar la vista hacia el refugio. También se ve, nuevamente a nuestra izquierda, la Horcada Arenera y el marcado y cómodo camino que nos lleva hasta ella.
Hemos tardado una hora y media más o menos desde el Refugio para llegar a la Horcada Arenera y ya son más de las 13 de la tarde. Estamos más cerca, pero aún nos queda y el único cámino que está claro es qle que desciende hacia el Jou de los Cabrones. Dese aquí creemos que Torre Cerredo no se ve y hay muchas puntas que no reconocemos, pero por suerte la reseña que llevamos no orienta perfectamente a seguir un camino poco marcado pero con hitos que rompe a la izquierda desde la Horcada, sin perder altura y que nos encamina hacia nuestro objetivo. Al principio no hay senda pero siguiendo los hitos flanqueamos sin grandes complicaciones, aunque en algún punto hay que poner bien los pies. El terreno es salvaje y cuesta orientarse, pero ahora tenemos la Torre de la Párdida ya más cerca y sabemos por la reseñan que hay que dejar las senda que suben hacia ella. En la foto vemos la Torre de la Párdida a la izquierda y el Pico de los Cabrones a la derecha. Nuestro camino va aproximadamente por en medio de los dos.
Cuando ya hemos ganado algo más de altura se nos vuelve a presentar otro punto con una pequeña depresión donde se ve la estético cresta desde el Torre Cerredo al Pico de los Cabrones. No parece que vaya a haber ascenso fácil hasta nuestro objetivo.
Nuevamente gracias a las indicaciones de la reseña, tomamos el camino correcto para no ir hacia el Jou de los Cabrones ni complicarnos la vida por otras falsas sendas. Ahora remontamos por una especie de flanqueo un poco delicado y después decenderemos a una amplia depresión que hay junto delante del espectacular pico al que nos dirigimos.
A la izquierda ya se ven los rastros de senda, aunque parece todo complejo, inclinado y descompuesto. Ya en la depresión se ven claros los hitos que nos conducen hacia la izquierda. Hace algo más de una hora que salimos de la Horcada Arenera y parece que aún nos queda un rato, aunque el desnivel a superar ronda sólo los 300 metros.
Seguimos ascendiendo, siempre con hitos que nos guían, y ya se ve que ahora la senda se vuelve más compleja. Guardamos los bastones y empezamos a ayudarnos de las manos para superar algún paso aislado o equilibrarnos al caminar.
El camino es pedregoso, pero vamos haciendo. Llegamos a un punto donde hay que progresar por piedra bastante suelta y aunque no son muchos metros el avance se hace penoso. Nos encontramos que gente que desciende que nos dice que ya queda poco y que merece mucho la pena. Un guía incluso nos dice que mucho cuidado en un punto que si te resbalas te matas. Llevamos mucho rato ya, pero seguimos. Finalmente se acaba el terreno descompuesto.
Ahora dejamos los bastones porque ya se ve que las manos van a ser cruciales. Por suerte los hitos nos encaminan bien para ir subiendo, apoyando las manos y trepando algún pequeño resalte. Cuando llegamos algo más arriba tenemos una canal un poco descompuesta a la derecha y una zona un poco más vertical que asciende de manera más directa, pero con mejores presas. Así que seguimos subiendo por el camino más directo. Ya estamos muy cerca, pero ahora parece que los hitos han desaparecdo y cuesta un poco encontrar la trepada más sencilla. Nos quedamos un momento en medio de una repisa porque no sabemos muy bien si tenemos que ir a izquierda o derecha y aquí no parece un buen sitio para hacer el tonto. Al final vemos un hito a la izquierda y descendiendo un poquito hacia él ya encontramos los últimos metros de ascenso, ahora menos técnicos y más marcados. Por suerte la piedra es bastante buena en casi todo este tramo, porque si no yo me hubiera dado la vuelta, jeje.
Finalmente lo hemos conseguido. Estamos en el techo de Picos de Europa, aunque lo nuestro nos ha costado. La parte final ha sido un poco estresante. Son casi la 4 de la tarde y no tenemos mucho tiempo que perder, pero comemos para recuperar fuerzas, que falta nos hará. Y admiramos la vista, que es inmejorable. A un lado se ve la Horcada Arenera de donde venimos y el Mar Cantábrico.
También las cimas de Peña Vieja y la Torre de los Horcados Rojos y Pico Tesorero, donde hicimos cima hace menos de una semana.
Y la parte central del macizo, con Torre Blanca, la Torre del Llambrión y otros, que quien sabe si subiremos en otra ocasión.
La verdad es que el panorama es impresionante, pero la cima se me hace estrecha y me entra un poco de vértigo y ganas de bajar. La parte final de ascenso ha sido compleja y me apetece descender pronto y quitármelo de encima. Mientras estamos por allí, aparecen dos escaladores que vienen del Pico de los Cabrones. Es un cresta larga y hay que tener nivel y resistencia para hacerla... Aprovechamos para pedirles que nos hagan una foto. Normalmente no me gusta hacerme fotos en las cimas, pero esta se lo ha ganado.
Le enseñamos a uno de los escaladores por dónde hemos subido y aprovechamos para dejarles pasar y que nos abran camino en el descenso. Así que finalmente descendemos. El primer tramo es vertical, pero cuesta menos de lo que esperaba. La roca es buena y te sientes seguro agarrado a ella, pero hay que agarrarse bien y no perder la concentración. Pasado el primer tramo, de destrepe continuo y bastante vertical, ya tenemos sólo algunos resaltes aislados que descender y se hace algo más cómodo. Los escaladores paran a tomar algo y nosotros recuperamos nuestros bastones. Llevan una jornada tremenda... Seguimos para abajo, ahora descendiendo el tramo de piedra suelta, que no es peligroso pero es posiblemente el más incómodo. La piedra se mueve pises como pises y carga bastante las piernas. Y superado esto ya casi nos plantamos en la depresión al pies de Torre Cerredo.
Estando allí mi compañero tiene ganas de acercarse para ver el Jou de los Cabrones. No queremos bajar hasta allí, pero ya conocemos algo más el terreno y nos gustaría ver el famoso refugio, aunque sea de lejos. Así que en vez de volver por el camino de la mañana seguimos a nuestra izquierda en leve descenso. Finalmente llegamos a un punto donde se ve la enorme depresión del Jou de los Cabrones y el refugio junto a ella. Es posible que os cueste identificarlo en la foto.
Este refugio es famoso por ser el de más largo y difícil acceso de España. Tenemos una senda que sigue hacia la derecha para ir a conectar, presuntamente, con el camino que hemos hecho para venir. Decidimos tomar otro que desciende un poco más a la izquierda hacia el Jou de los Cabrones, para intentar tomar la senda entre el refugio y la Horcada Arenera en lugar de hacer los "sube y baja" de la mañana.
Cuando estamos en un colladito cerrado, tenemos marcas hacia abajo al refugio y otras hacia arriba. No tenemos muy claro qué será mejor, pero nos decantamos por subir un poco más a ver si conectamos con el camino más cerca de la Horcada. Finalmente parece que la jugada nos ha salido medio bien y aparecemos en una desdibujada senda, marcada con hitos, que se dirige en flanqueo y ascenso directamente a la Horcada Arenera.
El problema es que algún tramo es un poco accidentado y hay que poner bien los pies. Tenemos hitos en todo el camino. Cuando el ansiado collado parece ya a tiro de piedra viene la parte más latosa: un descenso de unas decenas de metros por una especie de canaleta de piedra suelta para ir a recuperar la senda principal. No nos queda otra que descender. No es extremadamente complejo, pero hay que ir con cuidado porque estamos cansados y el terreno es inclinado y un poco inestable. Y ahora sí, ¡ya estamos en la senda principal!
30 o 40 metros de ascenso, ahora por senda más cómodo y pisada nos llevan a nuestro collado de referencia, la Horcada Arenera. Ya todo será terreno conocido y de poca dificultad, pero nos ha llevado unas 3 horas llegar aquí por la mañana, así que paciencia.
Seguimos contentos por lo logrado, la jornada ha sido francamente espectacular. Yo no tenía claro que nos diera la jornada para ascender a Torre Cerredo y lo hemos conseguido. Así que deshacemos camino: primero la senda cómoda, luego las grapas de la Brecha de los Cazadores, otro descenso un poco más fuerte y nos plantamos en el refugio. Nos quedan entre 1 hora y 2 de luz solar, así que intentaremos aprovecharlas. Antes paramos a beber agua y a rellenar cantimploras en la estupenda fuente del refugio y de nuevo para abajo. Está subiendo mucha gente, por lo visto un numeroso grupo de canarios ha venido aquí a hacer montaña y nos cruzamos con bastantes. Hay que señalar que todos saludan con mucha amabilidad. Tras un buen rato estamos en la senda más cómoda, ya entre prados y cerca de volver a La Terenosa. Echamos la mirada atrás por última vez al espectacular Naranjo de Bulnes, adornado con las últimas luces del día.
Cuando llegamos a La Terenosa ya es de noche y aunque estamos muy cerca de los coches nos desorientamos en el Collado de Pandébano y perdemos la senda de descenso. La buscamos, probamos por un lado, por otro... Finalmente descendemos por una zona donde los arbustos están más abiertos y a tramos parece que se dibuja senda. Cuando llevamos unos minutos y empezamos a temer descender más de la cuenta vemos las luces de los coches aparcados junto al nuestro que nos confirman que no vamos mal.
Y así es como al final, tras unas 12 horas, estamos de vuelta en el coche. No hay muchas ganas de hacer nada más que acostarse, pero cocinamos algo rápido y volvemos al albergue. Hoy nos acostaremos tarde, pero la jornada ha sido para enmarcar. A ver mañana qué nos regalan estas magníficas sierras.
Si quieres ver todas las fotos de la ruta a Torre Cerredo las tienes aquí.