27 de agosto de 2021. Tras haber visitado el transitado Piz Boé el día anterior, nos disponemos hoy a realizar una ruta menos transitada que nos llevará a recorrer una parte de la que dicen que es la via ferrata más larga de Dolomitas, la Ivano Dibona. Nos apetece mucho, pues esta ruta pasa por espectaculares y cinematográficos lugares, como el puente colgante de la película Máximo Riesgo.
Intentamos salir pronto para tomar uno de los primeros telesillas que remontan casi 400 metros de desnivel desde el Rio Gere hasta el Rifugio Son Forca.
Al pie del telesilla tenemos un diagrama de la rutas del macizo del Cristallo. La idea es hacer recorrido circular, ascendiendo primero hasta la Forcella Alta (línea verde diagrama), donde enlazaremos con la parte final de la Via Ferrata Ivano Dibona (línea amarilla diagrama). Por esta vía alcanzaremos la Forcella Staunies y desde allí descenderemos al punto de partida por el descompuesto pedregal (línea naranja diagrama).
Al bajar del telesilla aparecemos frente al bucólico Rifugio Son Forca, que se sitúa en la falda del Monte Cristallo.
Al pasar el refugio encontramos el pedregal que conduce a la Forcella Staunies y las estructuras metálicas del telehuevo que subía hasta allí. También los letreros de los senderos de la zona.
Descendemos un poco por una pista de tierra, con indicaciones a la Forcella Alta, y la cruzamos hacia las indicaciones que hay junto a los restos de un desprendimiento.
Cuesta un poco encontrar este punto, pero a partir de aquí seguimos un marcado sendero que flanquea la falda de la montaña por terreno boscoso. Al poco dejamos atrás el bosque y seguimos por una senda marcada en medio del pedregal. En la siguiente imagen podemos verla, mirando atrás y tras haber pasado los pedregales.
Ahora empezamos a ascender de manera más clara, hasta toparnos con las primeras sirgas y tramos equipados.
Nos ponemos nuestro equipo de vía ferrata mientras vemos una pareja de polacos ascendiendo delante nuestro. Él le va enseñando a la mujer que le acompaña cómo avanzar y ella poco a poco va aprendiendo y avanzando. El terreno no es excesivamente complicado, pero con las sirgas y el equipo se asciende de manera bastante más cómoda.
Alternamos los pasos equipados con otros normales y poco a poco aparece encima nuestra el pedregal que va directo a la Forcella Alta, donde parece que hay gente subiendo directo por la piedra descompuesta.
No tenemos claro por donde irá la ruta de ascenso, pero vamos siguiendo las marcas que, afortunadamente, evitan los tramos de piedra suelta y ascienden por tramos equipados utilizando terreno más firme. En algo menos de 3 horas desde el inicio estamos ya en la senda de la Ivano Dibona, donde encontramos a otra pareja que viene de ascender por la piedra suelta. Nos iremos cruzando con ellos durante todo el resto del camino. Desde aquí tenemos buenas vistas al Hohe Gaisl.
Desde aquí el camino será principalmente un flanqueo vertiginoso, alternando tramos de leve subida y bajada y zonas equipadas con otras donde sólo debemos seguir el sendero.
Al poco llegamos al primer flanqueo equipado, espectacular pero sencillo.
Por el camino encontraremos restos de algunas cabañas, construcciones de antiguo uso militar, igual que el origen de esta vía.
Seguimos flanqueando, por senda, escalones y alguna sirga. Echamos la vista atrás y vemos las primeras cimas que hemos superado por pasos laterales.
Estamos cerca ya de la Forcella Padeon, un collado al que descendemos por terreno un tanto descompuesto, pasando junto al Bivacco Ricovero Buffa di Perrero.
Llevamos más o menos una hora transitando la Ivano Dibona, pero aún nos queda un buen trecho hasta la Forcella Staunies. En algunos tramos el terreno es salvaje y vertiginoso.
Y seguimos encontrando sirgas y plataformas que facilitan mucho nuestra progresión.
En dos horas desde que hemos iniciado nuestro tránsito por la ferrata, llegamos a un marcado collado. Junto a él hay restos de otra cabaña en la piedra y una pedrera que se tira de manera directa hacia el punto de inicio, pero que está señalizado como descenso muy peligroso.
Ha llegado el momento de comer algo. La vía es espectacular y la estamos disfrutando, pero aún nos queda un trecho por recorrer y descender el pedregal final de la Forcella Staunies, que no sabemos cómo de descompuesto estará.
Tenemos en este punto visión de dos de las grandes cimas de Dolomitas: Civetta a la izquierda y Monte Pelmo a la derecha.
Y ahora toca afrontar lo que seguramente será el último tramo de ascenso en dirección al Cristallino d'Ampezzo.
Este tramo, sin ser dificultoso, nos exige tirar de brazos un poco más. También se nota que llevamos un rato ya en la vía. Y llegamos al tramo más espectacular de todos: la cresta junto al Cristallina d'Ampezzo. En la siguiente foto vemos la aguja del Cristallino, que renunciamos a subir porque vamos un poco justos de tiempo para llegar al último telesilla de descenso.
El panorama en esta cresta es lo más espectacular de todo. Aparece ya el refugio Capanna Guido Lorenzi y destacan una multitud de cimas en el horizonte.
Pero aún quedan más lugares para poner a prueba nuestro vértigo. Encontramos ya el descenso al famoso puente colgante.
Y cuando llegas al puente no tiene ninguna dificultad, pero mejor no mirar hacia abajo si padeces de vértigo.
Superado el puente parece que ya tuviera que estar todo hecho, pero aún queda un tramo pequeño de descenso por sirgas y escaleras hasta alcanzar la plataforma del antiguo telehuevo en la Forcella Staunies.
Finalmente logramos salir a este impresionante collado, donde tomamos algo energético y guardamos ya el equipo de ferrata en la mochila. Llevamos unas 6 horas desde que iniciamos la marcha y hemos estado unas 3 horas transitando la vía Ivano Dibona, que ha sido toda una experiencia. Ahora toca ver qué tal está el descenso por el pedregal. Esperamos que sea más cómodo que el de ayer desde la Forcella Pordoi.
Aforunadamente hay mucha menos gente descendiendo y el camino está menos pisado, por lo que tiene más piedra y es más fácil descender dejándose deslizar un poco. Así es como en menos de una hora bajamos 700 metros de desnivel y llegamos de nuevo junto al refugio. Una última mirada al pedregal que hemos descendido, con los remontes metálicos del antiguo telehuevo.
Finalmente llegamos a tiempo para tomar el telesilla una antes del cierre y nos tomamos un merecido refresco abajo. La Vía Ferrata Ivano Dibano es simplemente espectular. Será difícil vivir una jornada similar a esta. Veremos.
Si quieres ver todas las fotos de la ruta las tienes en este enlace.