Canciones como l'Empordà de Sopa de Cabra son casi un himno en Cataluña. El genio de Dalí se forjó en estas tierras. Esto es sólo un pequeño ejemplo de la influencia que las costas y montañas de l'Empordà, y su tramuntana han tenido en muchos artistas. Y esto no es de recibo. El que no lo entienda que vaya a visitar sus costas o sus cimas. Esto es lo que hicimos a mediados de agosto, aunque debo reconocer que una visita durante una época menos turística es mucho más inspiradora. Aún con esto merece la pena.
El Camí de Ronda es un bucólico paseo por la afiladas costas de l'Alt Empordà y se pueden hacer múltiples tramos y amoldarlo a nuestras posibilidades y ganas de caminar. Tenemos tren en Llançà, en Colera y en Portbou con frecuencias razonables, lo que ayuda a retornar a nuestro punto de origen si no queremos hacer el camino dos veces: una de ida y otra de vuelta. En nuestro caso aparcamos en Llançà, lo cual os avanzo que no es tarea fácil un 12 de agosto... Por suerte al final acabamos encontrando un sitio al lado del mismo Camí de Ronda.
Ya desde el Port de Llançà las vistas no tienen desperdicio, y a medida que nos vamos separando un poco de él aún mejoran.
Aparte de buenas e interesantes vistas, por el camino nos vamos encontrando algún que otro búnker, restos históricos de otras épocas.
Durante la jornada iremos viendo varios de ellos, la mayoría señalizados y explicando un poco de su historia en plafones. No es de extrañar que en esta zona hubiera bastantes, pues incluso para los no entendidos como yo es sencillo comprender la estrategia militar de las costas.
El Camí de Ronda es un continuo estímulo para la vista, así que destacaré sólo algunas zonas que me dejaron más huella. La primera fue el Cap de Ras, un pequeño cabo que entra al mar y que nos ofrece extraordinarias vistas a las costas cercanas y pequeñas y bucólicas calas de piedra.
El Cap de Ras podemos pasarlo por su límite con el mar o si queremos recortar camino, ir por el GR 92, que pasa un poco más por interior. Yo recomiendo que si tenéis tiempo vayáis por la línea de mar porque merece la pena.
El siguiente punto a destacar, después de un buen rato de entretenido paseo, es la Platja de Garbet, una amplia playa que tiene muy buenos accesos por carretera y donde el baño es muy tranquilo. La vista desde la Punta del Borró es destacable.
Y como no, la misma Punta del Borró nos regala la vista con las caprichosas formas que el agua ha ido moldeando con el paso del tiempo.
A la salida de la Platja de Garbet cogemos el GR 92, que se empieza a separar sospechosamente de la costa. Así que saco el mapa y veo que éste se encamina hacia el Coll de Sant Antoni y va hasta Colera por terreno montañoso. No debe estar mal, pero como hoy el objetivo es el Camí de Ronda, volvemos atrás unos metros y seguimos por la misma costa. La salida de esta playa es entretenida, ya que hay que pasar por pasos casi a nivel de mar, con algún elemento artificial que nos ayuda a pasar sin mojarnos.
Este tramo, para mi gusto, tiene algunas de las calas más bonitas. Pasada la aglomeración de la Platja de Garbet, a tan sólo unos metros, nos encontramos con esto.
Y llegados a la siguiente cala amplia, ya con arena y un chiringuito, el Camí de Ronda deja la primera línea de costa y se eleva hacia la Muntanya dels Canons, donde caminaremos por pista de tierra entre pinos y con buenas vistas, como la de la Illa Petita de Garbet.
Y por si alguien se pregunta por qué le pusieron el nombre de Muntanya dels Canons, he aquí una pequeña respuesta visual que nos encontraremos en medio del mismo camino.
Por lo visto estos dos cañones fueron utilizados durante la guerra de la Independencia en esa misma montaña. Como he leído en una reseña de navegación, cuando llegamos a la Illa Petita y a la Illa Grossa, giramos y ya vemos Colera. Pues bien, caminando pasa algo similar, cuando estás a la altura de las dos islas, el camino empieza a girar y pronto tenemos las primeras vistas de Colera.
La llegada a Colera es bastante especial, pues te encuentras en medio de una ladera montañosa, por un sendero estrecho pero cómodo y Colera y su puerto a tus pies. Esta ladera da una sensación de dominio del pueblo y unas vistas privilegiadas sobre él.
Y ya poco más hay que contar de esta preciosa y sencilla ruta. Bajamos a Colera y para concluir, quizá lo más agradecido, nos pegamos un buen baño en sus cristalinas aguas. También hay que destacar que este pueblo tiene bastante menos afluencia que Llançà y estuvimos más tranquilos. Acabado el baño nos vamos a la estación de Colera y cogemos el tren a Llançà. Ya sólo queda el último paseo, quizás el menos agradecido... desde la estación de Llançà, que está un poco separada del pueblo, hasta el lugar donde tenemos el coche.
El Camí de Ronda es sencillo y disfrutón. Apuntadlo a la lista de cosas a visitar. No os arrepentiréis.