Domingo 18 de mayo de 2.014. Después de un ligero y corto sueño tocamos diana a las 3 de la mañana. El plan es ascender al Puigllançada a la luz de la luna llena y esperar el amanecer en la cima. Así que salimos a las 3 de la mañana y a las 5 ya estamos en el Coll de Pal.
Una ventaja de estas excursiones nocturnas es encontrarse las carreteras vacías para circular a tus anchas. Llegados a Bagà tomamos la carretera del Coll de Pal con interesantes sorpresas en el camino. Para advertir a los animales de mi presencia, y sabiendo que muy difícilmente me cruzaré con algún vehículo a estas horas pongo las luces de largo alcance. Al ser una carretera de montaña, con circulación nula a estas horas y aún con las luces largas puestas, van apareciendo diferentes animales a nuestro paso con el coche: primero dos ardillas y hasta en tres ocasiones corzos se cruzan en nuestro camino. Una de las veces, reduciendo bastante la marcha, pude seguir unos metros al corzo observando cómo corría mientras acababa de cruzar la carretera. Y luego, encontrándome los mismos animales en medio de la carretera, un grupo de 3 salió corriendo en dirección al coche, pero a una cierta distancia, con lo que puede verlos de cara mientras se acercaban. Simplemente espectacular.
Después de estos encuentros con la fauna de la zona llegamos al Coll de Pal, a poco más de 2.000 metros de altura, a la hora programada. Aunque estamos a mediados de mayo, esto ya es alta montaña y la temperatura está bajo cero. Aquí, en el panel del coche, tenéis la prueba: